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Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, … con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación,1 Pedro 1:18-19 |
1 Pedro 1:18-21
18 sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata,
19 sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación,
20 ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros,
21 y mediante el cual creéis en Dios, quien le resucitó de los muertos y le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza sean en Dios.
En Salmo 49 y los versículos 6 y 9 leemos:
“Los que confían en sus bienes, y de la muchedumbre de sus riquezas se jactan, Ninguno de ellos podrá en manera alguna redimir al hermano, ni dar a Dios su rescate [Porque la redención de su vida es de gran precio, y no se logrará jamás], Para que viva en adelante para siempre, y nunca vea corrupción.”
Al leer estos versículos nos pone a pensar en el hecho de que el costo de la redención de un alma debe de ser bastante alto. No podemos acumular riquezas suficientes para pagar el rescate del alma de nuestro propio hermano.
Dios mandó a Su pueblo Israel a ofrecer holocaustos por sus pecados como una figura del futuro sacrificio del Mesías. Pero las Escrituras afirman que “la sangre de los toros y de los macho cabríos no puede quitar los pecados” (Hebreos 10:4). Cuando vino el momento indicado por Dios, Jesucristo el Mesías vino al mundo para pagar con Su sangre preciosa el precio que nosotros no pudiéramos llegar a pagar nunca.
Pero Jesús no sólo murió por nuestros pecados. Hay muchos buenos hombres que han muertos en la historia, dando sus vidas por otras personas. Pero a diferencia de todos ellos Jesucristo murió por nuestros pecados y tres días después, resucitó de entre los muertos. El hecho de que resucitó es lo que nos da esperanza en creer que Jesús es capaz de rescatarnos de nuestro estado como esclavos del pecado.
I. Nosotros hemos sido comprados del pecado. V. 18
En Ex. 30:12-16 Dios instruye al pueblo de Israel que el valor de un hombre delante de Dios es de medio siclo (6 gramos aprox.) para pagar por el codero sacrificado por el pecado. Debemos reconocer que nuestra redención no se pagó con el oro ni la plata sino con algo de verdadero valor.
A. El oro y la plata tienen un valor demasiado pequeño. Mientras el hombre busca enriquecerse en la vida con oro y plata por su poder adquisitivo, Dios dice que tales cosas no nos pueden ayudar salir de nuestra condición de esclavos al pecado.
B. Fuimos librados de nuestra pasada manera de vivir. La santidad es el producto natural de nuestra redención. Fuimos comprados por Cristo para Cristo. Pedro insta en que sea hora de vivir en la realidad de nuestro rescate de nuestra pasada manera de vivir en el pecado.
1. Vana – un estilo de vida que promete algo bueno que no lo puede producir.
Rom. 1:21: “Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido.”
2. Una tradición carnal. Hemos recibido la esclavitud al pecado por herencia.
1 Cor. 15:22: “Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados.”
II. Jesús pagó el alto precio de nuestra Redención del pecado. V. 19
A. Por Su Sangre preciosa. La vida entregada por completo.
Gen. 9:4: “Pero carne con su vida, que es su sangre, no comeréis.”
B. De un cordero perfecto.
Juan 1:29b: “…He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.”
III. Fue planificado el pago del pecado. V. 20
A. Dios planificó el pago en la eternidad pasada.
B. Dios lo reveló en el momento indicado.
IV. La fe en Dios es a través de la obra redentora de Cristo Jesús. V. 21
A. Jesús fue glorificado en su resurrección.
B. Ahora nos es posible obtener fe y esperanza.
“Fuimos comprados por sangre” Pastor Javier Bertucci (Domingo 09-06-2013)
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