devocional

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El texto bíblico de hoy: 1ª Samuel 6 al 15
1ª Samuel capítulo 06
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1ª Samuel capítulo 09
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1ª Samuel capítulo 14
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+ Banco de cheques de la fe
El banco de cheques de la fe 2011 de C. H. Spurgeon
19 de Febrero

“Bastante te he afligido; no te afligiré ya más.” Nahum 1: 12.
Hay un límite para la aflicción. Dios la envía y Dios la quita. ¿Acaso suspiras y dices: “cuándo acabará”? Recuerda que nuestras congojas acabarán segura y finalmente cuando termine esta pobre vida terrenal. Esperemos quietamente, y acatemos pacientemente la voluntad de Dios hasta que Él venga.
Mientras tanto, nuestro Padre en el cielo retirará la vara cuando Su designio al usarla esté plenamente cumplido. Cuando Él haya azotado nuestra necedad, no habrá más golpes. O, si la aflicción fuere enviada para probarnos, para que nuestras gracias glorifiquen a Dios, acabará cuando el Señor nos haya conducido a dar testimonio para Su alabanza. No queremos que la aflicción se vaya mientras Dios no haya extraído todavía todo el honor que podamos rendirle.
Hoy podría haber “una grande bonanza”. ¿Quién podría saber cuándo esas furibundas ondas darán paso a un mar de cristal, y los pájaros marinos se posen sobre las delicadas olas? Después de una prolongada tribulación el flagelo es colgado y el trigo descansa en el granero. Podríamos, antes de que pasen muchas horas, ser tan felices como ahora estamos tristes. Para el Señor no es difícil convertir a la noche en día. Él, que envía las nubes, puede con igual facilidad limpiar los cielos. Tengamos buen ánimo. El futuro será mejor que el pasado. Cantemos Aleluya en anticipación
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2- Teología Sistemática
En la Teología Sistemática en su primera etapa de 26 lecciones, tendremos el estudio de las doctrinas acerca de la Biblia: su revelación, inspiración, iluminación e infalibilidad; las doctrinas de Dios: la Trinidad, los atributos y los nombres de Dios; las doctrinas de Cristo: Su persona, deidad, humanidad y carácter; las doctrinas del Espíritu Santo: Su deidad, persona, obra en la elección, la regeneración y la Santificación, más el fruto, los dones, el bautismo y la plenitud del Espíritu; y las doctrinas acerca del hombre: su creación original y su caída en pecado.

11. Dios el Hijo: Su Ascención y Sacerdocio por Lewis Sperry Chafer

A. El hecho de la ascensión de Cristo.

Puesto que la resurrección de Cristo es la primera en una serie de exaltaciones de Cristo, su ascensión a los cielos puede ser considerada como el segundo paso importante. Esto está registrado en Marcos, Lucas y Hechos.

Mr. 16:19 19 Y el Señor, después que les habló, fue recibido arriba en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios.

Lc. 24:50-51 50 Y los sacó fuera hasta Betania, y alzando sus manos, los bendijo. 51 Y aconteció que bendiciéndolos, se separó de ellos, y fue llevado arriba al cielo.

Hch. 1:9-11 9 Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos. 10 Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, 11 los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo.

La pregunta que se ha levantado es si Cristo ascendió a los cielos antes de su ascensión formal. Se citan a menudo las palabras de Cristo a María Magdalena en Juan 20:17, donde Cristo dijo: «Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.» También se cita la tipología del Antiguo Testamento donde el sacerdote, después del sacrificio, traía la sangre dentro del lugar Santísimo.

He. 9:12, 23-24 12 y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención. 23 Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas celestiales fuesen purificadas así; pero las cosas celestiales mismas, con mejores sacrificios que estos. 24 Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios;

Aunque los expositores han diferido en sus opiniones, la mayoría de los evangélicos interpretan el tiempo presente de Juan 20:17 «subo» como un futuro vivido. Las expresiones en Hebreos de que Cristo entró al cielo con su sangre se traducen más correctamente «por medio de su sangre» o «a través de su sangre». La aplicación física de la sangre sólo ocurrió en la cruz. Los beneficios de la obra acabada continúan para ser aplicados a los creyentes hoy día.

1 Jn. 1:7 7 pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.

Una última pregunta se ha levantado con respecto a si la ascensión en Hechos 1 fue literalmente un acto. Todo el pasaje sostiene completamente el hecho de que Cristo literalmente fue al cielo, tanto como El vino literalmente a la tierra cuando fue concebido y nacido. Hechos 1 usa cuatro palabras griegas para describir la ascensión: «Fue alzado» (v. 9); «le recibió una nube que le ocultó de sus ojos» (v. 9); «El se iba» (v. 10); y «ha sido tomado de vosotros al cielo» (v. 11), mejor traducido como «recibido arriba» (cf. 9). Estas cuatro declaraciones son significativas porque en el versículo 11 está predicho que su segunda venida será en igual manera; esto es, su ascensión y su segunda venida serán graduales, visibles, corporales y con nubes (Hch. 1:9-11). Esto se refiere a su venida para establecer su reino, más que al rapto de la iglesia.

Hch. 1:1-11 1 En el primer tratado, oh Teófilo, hablé acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar, 2 hasta el día en que fue recibido arriba, después de haber dado mandamientos por el Espíritu Santo a los apóstoles que había escogido; 3 a quienes también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios. 4 Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. 5 Porque Juan ciertamente bautizó con agua, más vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días. 6 Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo? 7 Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad; 8 pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. 9 Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos. 10 Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, 11 los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo.

B. Evidencia para la llegada de Cristo al cielo.

Aunque la evidencia para su ascensión desde la tierra al cielo es completa, el hecho de que se afirme que Cristo haya llegado al cielo confirma el hecho de su ascensión.

Hch. 2: 33-36 33 Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís. 34 Porque David no subió a los cielos; pero él mismo dice:

Dijo el Señor a mi Señor:

Siéntate a mi diestra,

35 Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.

36 Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.

Hch. 3:21 21 a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo.

Hch. 7:55-56 55 Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios, 56 y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios.

Hch. 9:3-6 3 Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; 4 y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? 5 El dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. 6 El, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer.

Hch. 22:6-8 6 Pero aconteció que yendo yo, al llegar cerca de Damasco, como a mediodía, de repente me rodeó mucha luz del cielo; 7 y caí al suelo, y oí una voz que me decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? 8 Yo entonces respondí: ¿Quién eres, Señor? Y me dijo: Yo soy Jesús de Nazaret, a quien tú persigues.

Hch. 26:13-15 3 cuando a mediodía, oh rey, yendo por el camino, vi una luz del cielo que sobrepasaba el resplandor del sol, la cual me rodeó a mí y a los que iban conmigo. 14 Y habiendo caído todos nosotros en tierra, oí una voz que me hablaba, y decía en lengua hebrea: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón. 15 Yo entonces dije: ¿Quién eres, Señor? Y el Señor dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues.

Ro. 8:34 34¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.

Ef. 1:20-22 20 la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales, 21 sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero; 22 y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, 23 la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo.

Ef. 4:8-10 8 Por lo cual dice:

Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad,

Y dio dones a los hombres.

9 Y eso de que subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero a las partes más bajas de la tierra? 10 El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo.

Fil. 2:6-11 6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; 8 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. 9 Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, 10 para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra;

Fil. 3:20 20 Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;

1Ts. 1:10 10 y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera.

1Ts. 4:16 16 Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.

1Ti. 3:16 16 E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad:

Dios fue manifestado en carne,

Justificado en el Espíritu,

Visto de los ángeles,

Predicado a los gentiles,

Creído en el mundo,

Recibido arriba en gloria.

He. 1:3 3 el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas, 13 Pues, ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás:

Siéntate a mi diestra,

Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies?

He. 2:7 7 Le hiciste un poco menor que los ángeles,

Le coronaste de gloria y de honra,

Y le pusiste sobre las obras de tus manos;

He. 4:14 14 Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión.

He. 6:20 20 donde Jesús entró por nosotros como precursor, hecho sumo sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec.

He. 7:26 26 Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos;

He. 8:1 1 Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos,

He. 9:24 24 Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios;

He. 10:12-13 12 pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, 13 de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies

He. 12:2 2 puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.

1Jn. 2:1 1 Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.

Ap. 1:7 7 He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén.

Ap. 1:13-18 13 y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro. 14 Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos como llama de fuego; 15 y sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno; y su voz como estruendo de muchas aguas. 16 Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza. 17 Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último; 18 y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades.

Ap. 5:5-12 5 Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos. 6 Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra. 7 Y vino, y tomó el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono. 8 Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos; 9 y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; 10 y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra. 11 Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los seres vivientes, y de los ancianos; y su número era millones de millones, 12que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza.

Ap. 6:9-17 9 Cuando abrió el quinto sello, vi bajo el altar las almas de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían. 10 Y clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra? 11 Y se les dieron vestiduras blancas, y se les dijo que descansasen todavía un poco de tiempo, hasta que se completara el número de sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como ellos. 12 Miré cuando abrió el sexto sello, y he aquí hubo un gran terremoto; y el sol se puso negro como tela de cilicio, y la luna se volvió toda como sangre; 13 y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como la higuera deja caer sus higos cuando es sacudida por un fuerte viento. 14 Y el cielo se desvaneció como un pergamino que se enrolla; y todo monte y toda isla se removió de su lugar. 15 Y los reyes de la tierra, y los grandes, los ricos, los capitanes, los poderosos, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes; 16 y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero; 17 porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?

Ap. 7:9-17 9 Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos; 10 y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero. 11 Y todos los ángeles estaban en pie alrededor del trono, y de los ancianos y de los cuatro seres vivientes; y se postraron sobre sus rostros delante del trono, y adoraron a Dios, 12 diciendo: Amén. La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén. 13 Entonces uno de los ancianos habló, diciéndome: Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido? 14 Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero. 15 Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo; y el que está sentado sobre el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos. 16 Ya no tendrán hambre ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni calor alguno; 17 porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida; y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos.

Ap. 14:1-5 1 Después miré, y he aquí el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sion, y con él ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían el nombre de él y el de su Padre escrito en la frente. 2 Y oí una voz del cielo como estruendo de muchas aguas, y como sonido de un gran trueno; y la voz que oí era como de arpistas que tocaban sus arpas. 3 Y cantaban un cántico nuevo delante del trono, y delante de los cuatro seres vivientes, y de los ancianos; y nadie podía aprender el cántico sino aquellos ciento cuarenta y cuatro mil que fueron redimidos de entre los de la tierra. 4 Estos son los que no se contaminaron con mujeres, pues son vírgenes. Estos son los que siguen al Cordero por dondequiera que va. Estos fueron redimidos de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero; 5 y en sus bocas no fue hallada mentira, pues son sin mancha delante del trono de Dios.

Ap. 19: 11-16 11 Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. 12 Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo. 13 Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS. 14 Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos. 15 De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso. 16 Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES.

C. El significado de la ascensión.

La ascensión señaló el fin de su ministerio terrenal. Así como Cristo había venido, nacido en Belén, también ahora El había retornado al Padre. También marcó el retorno a su gloria manifiesta, la cual estaba oculta en su vida terrena aun después de su resurrección. Su entrada en los cielos fue un gran triunfo, significando el acabamiento de su obra en la tierra y una entrada dentro de su nueva esfera de trabajo a la diestra del Padre.

La posición de Cristo en los cielos es de señorío universal mientras espera su último triunfo y su segunda venida, y se presenta frecuentemente a Cristo a la diestra del Padre.

Sal. 110:1 1 Jehová dijo a mi Señor:

Siéntate a mi diestra,

Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.

Mt. 22:44 44 Dijo el Señor a mi Señor:

Siéntate a mi derecha,

Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies?

Mr. 12:36 36 Porque el mismo David dijo por el Espíritu Santo:

Dijo el Señor a mi Señor:

Siéntate a mi diestra,

Hasta que ponga tus enemigos por estrado de tus pies.

Mr. 16:19 19 Y el Señor, después que les habló, fue recibido arriba en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios.

Lc. 20:42-43 42 Pues el mismo David dice en el libro de los Salmos:

Dijo el Señor a mi Señor:

Siéntate a mi diestra,

43 Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.

44 David, pues, le llama Señor; ¿cómo entonces es su hijo?

Lc. 22:69 69 Pero desde ahora el Hijo del Hombre se sentará a la diestra del poder de Dios.

Ro. 8:34 34¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.

Ef. 1:20 20 la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales,

Col. 3:1 1 Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios.

He. 1:3-13 3 el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas, 4 hecho tanto superior a los ángeles, cuanto heredó más excelente nombre que ellos.

5 Porque ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás:

Mi Hijo eres tú,

Yo te he engendrado hoy,

y otra vez:

Yo seré a él Padre,

Y él me será a mí hijo?

6 Y otra vez, cuando introduce al Primogénito en el mundo, dice:

Adórenle todos los ángeles de Dios.

7 Ciertamente de los ángeles dice:

El que hace a sus ángeles espíritus,

Y a sus ministros llama de fuego.

8 Mas del Hijo dice:

Tu trono, oh Dios, por el siglo del siglo;

Cetro de equidad es el cetro de tu reino.

9 Has amado la justicia, y aborrecido la maldad,

Por lo cual te ungió Dios, el Dios tuyo,

Con óleo de alegría más que a tus compañeros.

10 Y:

Tú, oh Señor, en el principio fundaste la tierra,

Y los cielos son obra de tus manos.

11 Ellos perecerán, mas tú permaneces;

Y todos ellos se envejecerán como una vestidura,

12 Y como un vestido los envolverás, y serán mudados;

Pero tú eres el mismo,

Y tus años no acabarán.

13 Pues, ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás:

Siéntate a mi diestra,

Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies?

He. 8:1 1 Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos,

He. 10:12 12 pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios,

He. 12:2 2 puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.

1P. 3:22 22 quien habiendo subido al cielo está a la diestra de Dios; y a él están sujetos ángeles, autoridades y potestades.

El trono que Cristo ocupa en los cielos es el trono del Padre; no debe confundirse con el trono davídico, el cual es terrenal. La tierra aún espera el tiempo cuando será hecho el estrado de sus pies y su trono será establecido sobre la tierra.

Mt. 25:31 31 Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria,

Su posición presente es, por supuesto, de honor y autoridad, y manteniéndose siempre como Cabeza de la Iglesia.

D. La obra presente de Cristo en los cielos.

En su posición a la diestra del Padre, Cristo cumple las siete figuras que lo relacionan con la iglesia:

1) Cristo como el último Adán y cabeza de una nueva creación;
2) Cristo como la Cabeza del cuerpo de Cristo;
3) Cristo como el Gran Pastor de sus ovejas;
4) Cristo como la Vida Verdadera en relación a las ramas;
5) Cristo como la principal Piedra de Angulo en relación a la iglesia como piedras de un edificio;
6) Cristo como nuestro Sumo Sacerdote en relación a la iglesia como sacerdocio real;
7) Cristo como el Esposo en relación a la iglesia como su novia. Todas estas figuras están llenas de significado en describir su obra presente. Su ministerio principal, sin embargo, es como Sumo Sacerdote representando a la Iglesia ante el trono de Dios.

Se revelan cuatro importantes verdades en su obra como Sumo Sacerdote:

1. Como Sumo Sacerdote sobre el verdadero tabernáculo en lo alto, el Señor Jesucristo ha entrado en el mismo cielo para ministrar como Sacerdote en favor de aquellos quienes son su propiedad en el mundo.

He. 8:1-2 1 Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos, 2 ministro del santuario, y de aquel verdadero tabernáculo que levantó el Señor, y no el hombre.

El hecho de que El, cuando ascendió, fue recibido por su Padre en los cielos es una evidencia que su ministerio terrenal fue aceptado. El que se sentara indicó que su obra a favor del mundo estaba completada.

El que se sentara en el trono de su Padre y no en su propio trono revela la verdad, tan constante y consistentemente enseñada en las Escrituras, que El no estableció un reino en la tierra en su primera venida al mundo, pero que El está ahora «esperando» hasta el tiempo cuando aquel reino vendrá en la tierra y lo divino será hecho en la tierra así como en el cielo. «Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos» (Ap. 11:15); el Hijo -Rey aún- pedirá de su Padre, el cual le dará «por herencia las naciones y como posesión suya los confines de la tierra» (Sal. 2:8).

Sin embargo, la Escritura claramente indica que El no está estableciendo ahora esta legislación del reino en la tierra, sino que más bien está llamando de ambos, judíos y gentiles, un pueblo celestial el cual está relacionado con El como su cuerpo y novia.

Mt. 25:31-46 31 Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, 32 y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. 33 Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. 34 Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. 35 Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; 36 estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. 37 Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber? 38¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos? 39¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti? 40 Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis. 41 Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. 42 Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; 43 fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis. 44 Entonces también ellos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos? 45 Entonces les responderá diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis. 46 E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.

Después de que el propósito presente sea cumplido El retornará y «reedificaré el tabernáculo de David, que está caído».

Hch. 15:13-18 13 Y cuando ellos callaron, Jacobo respondió diciendo: Varones hermanos, oídme. 14 Simón ha contado cómo Dios visitó por primera vez a los gentiles, para tomar de ellos pueblo para su nombre. 15 Y con esto concuerdan las palabras de los profetas, como está escrito:

16 Después de esto volveré

Y reedificaré el tabernáculo de David, que está caído;

Y repararé sus ruinas,

Y lo volveré a levantar,

17 Para que el resto de los hombres busque al Señor,

Y todos los gentiles, sobre los cuales es invocado mi nombre,

18 Dice el Señor, que hace conocer todo esto desde tiempos antiguos.

Aunque El es un Rey-Sacerdote de acuerdo al tipo de Melquisedec, El está ahora sirviendo como Sacerdote y no como Rey.

He. 5:10 10 y fue declarado por Dios sumo sacerdote según el orden de Melquisedec.

He. 7:1 1 Porque este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, que salió a recibir a Abraham que volvía de la derrota de los reyes, y le bendijo,

El que viene otra vez y será entonces el Rey de reyes, está ahora ascendido para ser «cabeza sobre todas las cosas».

Ef. 1:22-23 22 y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, 23 la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo.

2. Como nuestro Sumo Sacerdote, Cristo es el dador de los dones espirituales. De acuerdo al Nuevo Testamento, un don es una capacitación divina traída al creyente y a través del creyente por medio del Espíritu que mora en él. Es el Espíritu trabajando para cumplir ciertos propósitos divinos y usar a quien El habita para este fin. El mora con ese fin. No es de ninguna manera una obra humana ayudada por el Espíritu.

Aunque ciertos dones generales están mencionados en las Escrituras, la variedad posible es innumerable, puesto que nunca se viven dos vidas exactamente bajo las mismas condiciones.

Ro. 12:3-8 3 Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno. 4 Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, 5 así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros. 6 De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; 7 o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; 8 el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría.

1Co. 12:4-11 4 Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. 5 Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. 6 Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo. 7 Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho. 8 Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; 9 a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. 10 A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas. 11 Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere.

Sin embargo, a cada creyente le es dado algún don; pero la bendición y el poder del don será experimentado solamente cuando la vida está totalmente rendida a Dios.

Ro. 12:1-2, 6-8 1 Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. 2 No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. 6 De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; 7o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; 8 el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría.

Habrá poca necesidad de exhortación para un servicio honrado por Dios para aquel que está lleno con el Espíritu; porque el Espíritu estará trabajando en él en ambos sentidos, tanto para querer como para hacer su buena voluntad.

Fil. 2:13 13 porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.

De igual manera, ciertos hombres que son llamados de «entre los hombres» son provistos y colocados localmente en su servicio por el Cristo ascendido.

Ef. 4:7-11 7 Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo. 8 Por lo cual dice:

Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad,

Y dio dones a los hombres.

9 Y eso de que subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero a las partes más bajas de la tierra? 10 El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo. 11 Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros,

El Señor no dejó su obra al juicio incierto e insuficiente de los hombres.

1Co. 12:11, 18 11 Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere. 18 Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como él quiso.

3. El Cristo ascendido como Sacerdote vive siempre para hacer intercesión por los suyos. Este ministerio comenzó antes de que El dejara la tierra, y es para los salvos más bien que para los no salvos, y continuará en los cielos tanto tiempo como los suyos estén en el mundo.

Jn. 17:1-26 1 Estas cosas habló Jesús, y levantando los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti; 2 como le has dado potestad sobre toda carne, para que dé vida eterna a todos los que le diste. 3 Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado. 4 Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese. 5 Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese. 6 He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste; tuyos eran, y me los diste, y han guardado tu palabra. 7 Ahora han conocido que todas las cosas que me has dado, proceden de ti; 8 porque las palabras que me diste, les he dado; y ellos las recibieron, y han conocido verdaderamente que salí de ti, y han creído que tú me enviaste. 9 Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son, 10 y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y he sido glorificado en ellos. 11 Y ya no estoy en el mundo; mas éstos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros. 12 Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu nombre; a los que me diste, yo los guardé, y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición, para que la Escritura se cumpliese. 13 Pero ahora voy a ti; y hablo esto en el mundo, para que tengan mi gozo cumplido en sí mismos. 14 Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. 15 No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. 16 No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. 17 Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad. 18 Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo. 19 Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad. 20 Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, 21 para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. 22 La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. 23 Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado. 24 Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo. 25 Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste. 26 Y les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos.

Jn. 17:9 9 Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son.

Su obra de intercesión tiene que ver con la debilidad, necesidad de ayuda y la inmadurez de los santos que están sobre la tierra -cosas en las cuales ellos no son en ninguna manera culpables-. El, quien conoce las limitaciones de los suyos, y el poder y la estrategia del enemigo con quien ellos tienen que luchar, les es a ellos un Pastor y Obispo para sus almas. Su cuidado de Pedro es una ilustración de esta verdad. ´

Lc. 22:31-32 31 Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; 32 pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos.
La intercesión sacerdotal de Cristo no es sólo eficaz, sino que también sin fin. Los sacerdotes de la antigüedad fallaron a causa de la muerte; pero Cristo, puesto que vive para siempre, tiene un sacerdocio inmutable. «Por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos» (He. 7;25). David reconoce el mismo cuidado pastoral y su garantía de seguridad eterna.

Sal. 23:1 1 Jehová es mi pastor; nada me faltará.

4. Cristo se presenta actualmente por los suyos en la presencia de Dios. A menudo el hijo de Dios es culpable de algún pecado que le separaría completamente de Dios si no estuviera de por medio la abogacía de Cristo y la obra que El efectuó por su muerte en la cruz. El efecto del pecado sobre el cristiano es la pérdida de gozo, paz y poder espirituales. Por otra parte, estas bendiciones se restauran según la gracia infinita de Dios sobre la sola base de la confesión del pecado, pero más importante es considerar el pecado del cristiano en relación con el carácter santo de Dios.

1Jn. 1:9 9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.

Por medio de la presente abogacía sacerdotal de Cristo en los cielos, hay absoluta seguridad de salvación para los hijos del Padre Celestial aun mientras ellos están pecando. Un abogado es aquel que expone y defiende la causa de otro ante los tribunales públicos. En el desempeño de sus funciones de Abogado, Cristo está ahora en el cielo interviniendo a favor de los suyos cuando ellos pecan.

He. 9:24 24 Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios;

1Jn. 2:1 1 Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.

Se revela que su defensa la hace ante el Padre, y que Satanás está allí también acusando sin cesar día y noche a los hermanos, en la presencia de Dios.

Ap. 12:10 10 Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche.

Es posible que al cristiano le parezca que el pecado que ha cometido es insignificante; pero no es así para el Dios santo, quien no podría nunca tratar con ligereza lo que representa una ofensa a su divina justicia. Aun el pecado que es secreto en la tierra es un gran escándalo en el cielo. En la gracia maravillosa de Dios, y sin necesidad de que intervenga solicitud alguna de parte de los hombres, el Abogado defiende la causa del cristiano culpable. Y lo que el Abogado hace para garantizar así la seguridad del creyente está tan de acuerdo con la justicia divina, que El es llamado, en relación con este ministerio de abogar por los suyos, «Jesucristo el justo». El defiende a los hijos de Dios a base de la sangre que fue derramada en la cruz, y en esta forma el Padre tiene completa libertad para defenderles contra toda acusación proveniente de Satanás o de los hombres y contra todo juicio que en otras circunstancias el pecado impondría sobre el pecador; y todo esto se hace posible porque Cristo, a través de su muerte, llegó a ser la «propiciación por nuestros pecados» (los pecados de los cristianos).

1 Jn. 2:2 2 Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.

La verdad referente al ministerio sacerdotal de Cristo en los cielos no está de ninguna manera facilitando para los verdaderos cristianos la práctica del pecado. Al contrario, estas mismas cosas son escritas para que no pequemos; porque ninguno puede pecar con ligereza o descuido cuando considera la enorme tarea de defensa que a causa del pecado del cristiano tiene que realizar necesariamente el Abogado Cristo Jesús.

1 Jn. 2:11 Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.

Puede decirse, en conclusión, que Cristo cumple su ministerio de Intercesor y Abogado para la eterna seguridad de aquellos que ya son salvos en El.

Ro. 8:34 34¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.

E. La obra presente de Cristo sobre la tierra.

Cristo está también obrando en su iglesia sobre la tierra al mismo tiempo que está a la diestra del Padre en el cielo. En numerosos pasajes se dice que Cristo habita en su iglesia y está con su iglesia.

Mt. 28:18-20 18 Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. 19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; 20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.

Jn. 14:18, 20 18 No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros. 20 En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros.

Col. 1:27 27 a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria,

El está en su iglesia en el sentido de que es El quien da vida a su iglesia.

Jn. 1:4 4 En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.

b>Jn. 10:10 10 El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.

Jn. 11:25 25 Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.

Jn. 14:6 6 Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.

Col. 3:4 4 Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria.

1Jn. 5:12 12El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.

Se puede concluir que la obra presente de Cristo es la clave para entender la presente tarea de Dios de llamar a un pueblo para formar el cuerpo de Cristo, y el poder y la santificación de este pueblo para ser testigos de Cristo hasta lo último de la tierra. Su obra presente es preliminar y a ella seguirán los eventos que tienen relación con su segunda venida.

PREGUNTAS

1. ¿Cómo se relaciona la ascensión de Cristo con su exaltación?
2. Tratar el punto sobre si Cristo ascendió en el día de su resurrección.
3. ¿Qué evidencia puede ofrecerse para probar que la ascensión relatada en Hechos fue una ascensión literal?
4. ¿Hasta qué grado la Escritura testifica la llegada de Cristo al cielo después de su ascensión?
5. ¿Cómo se relaciona la ascensión de Cristo con su ministerio terrenal?
6. ¿En qué sentido la ascensión de Cristo fue un triunfo?
7. Distinguir el trono de Cristo en los cielos del trono davídico.
8. Nombrar las siete figuras relativas a Cristo con su Iglesia.
9. ¿Cuál es el significado de Cristo ahora sentado en el trono del Padre?
10. ¿Cómo se relaciona Cristo como nuestro Sumo Sacerdote y el dador de los dones espirituales a los hombres?
11. Contrastar la intercesión sacerdotal de Cristo con los sacerdotes del Antiguo Testamento.
12. Describir la obra de Cristo como nuestro Abogado en los cielos.
13. ¿Hasta qué grado está Cristo también trabajando en la tierra durante esta edad presente?

+ Meditación semanal

Esta semana la meditación es sobre el tema: “Dios cuida de los suyos”.
Dios cuida de lo suyo – Danilo Montero – 30 Julio 2016 – 1/ 8


+ Música cristiana:
Esta semana podrás escuchar la música de Rabito
Sinceridad
Alegra mi vida
Abrazame Fuerte
De Brazos Caidos
Enamorado
Gracias Señor
Hoy Tu Pueblo
Que te quiero
En La Eternidad
Yo Soy Jesus
Pulsa aquí para escucharla en otra página

+ El libro de la semana:
Esta semana puedes dispone de un libro cristiano de:
A.W. Tozer – El Poder de Dios para tu vida
Puede descarga el libro pulsando en la imagen
+ La película de la semana:
Durante esta semana tendremos:
NO ME AVERGUENZO. Pelicula cristiana 2016

+ Otros recursos gratis

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