colosenses31

Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios.

Colosenses 3:1

Colosenses 3:1-4

3:1 Si, pues (lo que dice ahora se conecta con lo que acaba de decir, pues Pablo no dividió su carta en capítulos y versículos), habéis resucitado con Cristo, — 2:12, cuando fuimos bautizados, resucitamos de la muerte espiritual. Al decir, “Si, pues”, no indica duda, sino “puesto que” (como en 2:20 y en Fil. 2:1). Compárese 2:20, “Si habéis muerto con Cristo”. Estos son los dos aspectos del bautismo. Pablo dice que el bautismo es una sepultura, pero también enfatiza que es una resurrección. Rom. 6:4. Al convertirse a Cristo el hombre muere a sus pecados y es sepultado, pero entonces resucita para andar en vida nueva. Les exhorta, pues, que lleven a cabo este propósito y que no vuelvan a someterse a los hombres. Al convertirse a Cristo el pecador muere a sus pecados y es sepultado, pero entonces resucita para andar en vida nueva (Rom. 6:4).

— buscad (dedicarse a) las cosas de arriba, — Buscar las cosas de arriba (la verdadera religión de Cristo con su sana doctrina y promesas celestiales) en lugar de buscar los reglamentos de los hombres (2:8, 22) con respecto a la comida y bebida, etc. (2:16), las reglas ascéticas (2:20-23) y las obras de la carne (3:5-9; Gál. 5:19-2).

Pablo “no aboga por un orden ultramundano en que el cristiano se separe de toda obra o actividad y no haga nada sino, por decirlo así, contemplar la eternidad” (WB). El cristiano tiene deberes domésticos (3:18-20); tiene que trabajar (Efes. 4:28; 1 Tes. 4:11); en fin, él vive en el mundo y Cristo dijo, “No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal” (Jn. 17:15). Pero al considerar las actividades se debe tener la perspectiva correcta, la eterna. Véase 1 Cor. 7:29-32. En toda actividad y en toda relación de la vida, es
necesario recordar siempre que “el tiempo es corto”, y es menester que las actividades y relaciones de esta vida no nos estorben espiritualmente.
“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Cor. 5:17). Ahora vemos las cosas desde otro punto de vista: Ahora es mejor dar que recibir, ahora es mejor servir que ser servido, es mejor perdonar que vengarse. El cristiano verá las cosas no como aparecen ante los hombres, sino como aparecen ante Dios.
Su escala de valores será la escala de Dios, no la escala de los hombres (WB).

Pablo quiere que busquemos las cosas mencionadas en seguida (3:10 – 4:6) como también en Gál. 5:22, 23 y otros textos que describen la vida espiritual. Estas son “las cosas mejores, y que pertenecen a la salvación” (Heb. 6:9), “las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad” (2 Ped. 1:3), las cosas del evangelio que les fue predicado por Epafras (1:7). “Las cosas de arriba son pues todos los bienes celestiales de que Cristo es para nosotros la fuente” (B-S). Buscar las cosas de arriba incluye todo esfuerzo hecho para agradar a Cristo. Dios “pagará a cada uno conforme a sus obras: vida eterna a los que perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad” (Rom. 2:7).

Al buscar las cosas de arriba, crecemos y avanzamos hacia la perfección (Fil.
3:12-14) (AB).

“Examinaos a vosotros mismos”, pues, para preguntar: ¿Cuál es el propósito principal de la vida? ¿De qué nos preocupamos? “Buscad primeramente el reino
de Dios y su justicia” (Mat. 6:33). ¿Buscamos “la perla de gran precio” (Mat. 13:45, 46)? “Esta es una muy buena regla general: ‘Sea tan celoso por las cosas celestiales y eternas, como antes lo era por las cosas terrenales y perecederas’” (AC).

— donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. — 1:15-19; 2:9; Ef. 1:20;
Hech. 2:33. “Donde está la Cabeza, allí tienen que estar los miembros” (JFB). “Juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús” (Efes. 2:6). El es el Autor del evangelio, “el camino, la verdad y la vida”. De El procede la vida espiritual y de los reglamentos humanos procede la muerte espiritual.

3:2 Poned la mira (la mente) — Meditar, estudiar, concentrarse, fijar los pensamientos, deseos y afectos. “No solamente buscar el cielo, sino que el cielo sea su pensamiento” (Lightfoot, citado por MRV). El cristiano no debe tener una
mentalidad terrenal sino una mentalidad celestial (Fil. 3:20). ¿Queremos ir al cielo? ¿Cuándo? Pablo nos exhorta que “en corazón ascendamos al cielo ahora” (E-AB). Como Cristo ascendió al cielo literalmente, nosotros podemos ascender figuradamente, “Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón” (Mat. 6:21). Entonces, un día de estos — un día pronto — cuando Cristo “se manifieste”, ascenderemos literalmente con El (1 Tes. 4:16, 17).

— en las cosas de arriba, no en las de la tierra. En este contexto “las cosas de arriba” son las verdades, los mandamientos y las promesas — todos los tesoros — del evangelio verdadero, y las cosas de la tierra son los rudimentos en cuanto a cosas que perecen, y que sólo promueven la carnalidad. El discípulo de Cristo debe tener la mente de Cristo: Fil. 2:5, “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús”. Lo opuesto de esto es la mente carnal: Rom. 8:1, 5; Fil. 3:19. “Todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad” (Fil. 4:8).

En este texto (3:1 – 4:6) Pablo presenta el contraste entre las obras de la carne y el fruto del Espíritu (como lo hace en Gál. 5:19-23), pero primero enfatiza la necesidad de la mira (la mente), porque la conversión se efectúa por medio de la renovación de la mente (Rom. 12:1, 2; Efes. 4:23). Sin el cambio radical del corazón (el verdadero arrepentimiento) la transformación de carácter que el Señor requiere es imposible (Rom. 8:29; 2 Cor. 3:18).

3:3 Porque habéis muerto, — con Cristo, al pecado, al mundo, y a sí mismos (Rom. 6:2-11), como si estuvieran en el ataúd, con la tapa clavada, sordos al llamado del mundo, ciegos a las atracciones de la carne (L-S). Esta figura muy fuerte indica que ya no estamos bajo la influencia del mundo. Como el sordo no es afectado por el ruido del tráfico, como el ciego no es afectado por las cosas
más feas, así el que está muerto al mundo ya no es afectado por los placeres del mundo. “Habéis muerto” al pensamiento de encontrar gozo y satisfacción en las cosas mundanas. “Cada uno es tentado cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido” (Sant. 1:14); por eso, es obvio que se tiene que quitar del corazón los malos pensamientos y deseos para ser muerto al pecado.

Los apetitos carnales existen porque se han cultivado y estimulado; por eso, pueden ser eliminados. El ser muerto al pecado no solamente significa dejar la práctica del pecado, sino también el suprimir y acabar con todo deseo carnal.

— y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. — La palabra escondida
no significa “que es segura … sino que pertenece al invisible y eterno al cual pertenece Cristo” (ASP). Ya no vivimos en el mundo (2:20). Nuestra vida es espiritual y es una comunión continua con Dios. “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoce a él” (1 Jn. 3:1).

Nuestra vida está escondida con Cristo, porque fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte (Rom. 6:5). “Con Cristo estoy juntamente
crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gál. 2:20); “Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia” (Fil. 1:21). “Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo” (Fil. 3:20). ¿Por qué está escondida nuestra vida con Cristo en Dios?

De esto algunos concluyen que “Ningún infernal ladrón puede violar la combinación de este cierre” (ATR), pero el santo mismo puede dejar de seguir a Cristo.
Por eso Pablo escribió esta carta para que los santos no cayeran en la trampa de los falsos maestros. Si no podían caer, ¿por qué preocuparse? Dijo a los gálatas (5:4) “De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído”.

3:4 Cuando Cristo, vuestra vida — “No sólo con Cristo, sino que es Cristo”
(MV). El es la fuente y la esencia de nuestra vida, Jn. 11:25; 14:6; 2 Cor. 4:10, 11; Gál. 2:20; Fil. 1:21; 1 Jn. 5:12. “Algunas veces decimos de alguien: ‘La música es su vida… El deporte es su vida… Vive para su trabajo…’. Los tales encuentran la vida y todo lo que significa la vida en la música, el deporte, o el trabajo. Para el cristiano, Cristo es su vida. Jesucristo domina su pensamiento y colma su vida” (WB).

— se manifieste (1 Tim. 6:14; 2 Tim. 1:10; 4:1, 8; Tito 2:13), entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria. — “Si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él, seamos glorificados” (Rom. 8:17); “Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado” (Jn. 17:24). “Para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro … sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo” (1 Ped. 1:7). “Sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría” (1 Ped. 4:13). “Sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es” (1 Jn. 3:2). “El cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya” (Fil. 3:21; 1 Cor. 15:51-53).

“El cielo según la Biblia – 1, por Rogelio Aracena”

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