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Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos,Romanos 1:24 |
Introducción: Pongamos especial atención que la epístola a los romanos fue escrita precisamente para la sociedad ese imperio corrupto y decadente, los romanos de los cuales no dista mucho la civilización de hoy.
El ser humano debe estar prevenido y alerta acerca de las desgracias que puede auto acarrearse, las cuales rutinariamente son peores cuando ya es responsable de haber tenido conocimiento de Dios, de su bondad y amor hacia el pecador, demostrados cuando Jesucristo vino a morir en la cruz del Calvario, dando su vida en Redención.
Un ejemplo de esto y de lo que leímos hace un momento en la Biblia, es el caso de un hombre que recientemente fue noticia a nivel mundial, capturado y acusado de asesinato y canibalismo. El hombre estaba asando una parte del cuerpo de su novia, el cual había desmembrado. En las investigaciones se descubrió que era culpable del mismo delito consumado en otras dos mujeres. Posteriormente también se comprobó que el asesino es practicante de hechicería, espiritismo, consume drogas y es un degenerado que practica perversiones sexuales. No queda duda que el rechazo a Dios es evidente por su vinculación con la hechicería, y también se demuestra por los demás rasgos y actos macabros de su conducta.
Es inocultable y muy relevante en todas las edades que los personajes y los pueblos que echaron a Dios de sus vidas, terminaron como consecuencia casi inmediata, degenerados espiritual y económicamente. Un pasaje tenebroso de la historia, nos hace recordar la depravación a la cual llegó el imperio romano en el tiempo de Jesús y la iglesia apostólica después que rechazaron a Dios y persiguieron y torturaron a los cristianos. Esa depravación se inició arriba en los gobernantes hasta lo más bajo del pueblo, comenzando por los mismos emperadores como Calígula quien cometió incesto con su propia hermana y otros pervertidos como Nerón, Claudio y Tiberio, el emperador gobernante durante la vida del Señor Jesús. El imperio romano perdió su esplendor hasta quedar arruinado no solo espiritual sino moral y económicamente desde que rechazaron y blasfemaron contra Dios.
1. El hombre es responsable del conocimiento de Dios.- Aparte de haber enviado a su Hijo Jesucristo a morir en la cruz por el ser humano, que fue la manifestación cumbre de Dios, hay fundamentalmente otras dos maneras por medio de las cuales Dios se ha manifestado a la humanidad: a. la evidencia de la creación acompañada de su razonamiento. Leamos Romanos 1:19-20. “Porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la fundación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa.” Es bien claro aquí que por su maldad, el ser humano aunque tiene el testimonio de Dios por medio de las obras de Él, trata de sacar excusas y falsos argumentos ridículos para continuar en su maldad y evitar confrontarse con Dios. Algunas de estas corrientes son el ateísmo cuya bandera levanta el comunismo, considerado en nuestro tiempo ya troglodita y cavernario, el racionalismo y el existencialismo, ambos materialistas, el humanismo que no tiene en cuenta a Dios y la misma metafísica que deifica al hombre y humaniza a Dios dejándolo ahí. El grave problema que el hombre tiene con Dios es que en su juicio ante Él no valdrán argumentos en contra de su existencia y de su poder y de su amor, porque de hecho y anticipadamente, Dios conoce sus torcidas y perversas intenciones de algo que ya saben pero no quieren admitir; y como expresa en su Palabra, no habrá excusa que valga. b. Su conciencia que le habla y acusa. Este es el otro elemento que hace responsable a la sociedad del conocimiento y responsabilidad ante Dios, aunque no conozca la Biblia. Todos tenemos un código que por ejemplo el famoso psicólogo suizo Alfonse Nader define como un código moral que aprueba o desaprueba nuestra conducta de los actos y pensamientos. Esta evidencia está sustentada en Romanos 2:14-16 “Porque cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos aunque no tengan ley, son ley para sí mismos, mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos, en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los deseos de los hombres conforme a mi evangelio.” La conciencia se define como la voz de Dios en el corazón del hombre, incluyendo aquel que vive en las más remotas selvas, aislado que nunca ha tenido contacto con la civilización. Conciencia por la cual será juzgado. La conciencia es uno de los más altos estándares de Dios por el cual el hombre será juzgado.
3. Solo hay dos opciones para el ser humano: El juicio o el perdón con misericordia. Tú eliges. Veamos: a. El juicio y castigo de Dios, Romanos 2:2-6 “Mas sabemos que el juicio de Dios contra los que practican tales cosas es según verdad. ¿Y piensas esto oh hombre, tú que juzgas a los que tal hacen y haces lo mismo que tú escaparás al juicio de Dios? ¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento? Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios, el cual pagará a cada uno conforme a sus obras.” La otra opción es la puerta que Dios deja abierta para la salvación: b. El perdón con misericordia y la vida eterna para el que se arrepiente, se convierte y sigue FIEL al Señor Jesucristo: Romanos 2: 7 y 3: 21b-26. “Vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad. Pero ahora se ha manifestado la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia. Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, con la mira de manifestar en este tiempo su justicia a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús.” Así está resumida hoy en la Biblia la segunda opción de misericordia, perdón y olvido para no volver a repetir la trágica historia del imperio y la sociedad romanas rechazando a Jesucristo. Te invito que te acojas a esta opción y haciendo una oración le digas: Señor, me arrepiento, me humillo, tengo fe que tu sangre me limpia de todo pecado, te recibo como mi Salvador y Señor y de hoy en adelante quiero seguirte y servirte fielmente. Dame tu poder y tu fuerza. Amén.
De: plenitudonline