juan1926

Mujer he aquí tu hijo, Hijo he aquí tu Madre

Juan 19:26-27

26 Cuando vio Jesús a su madre y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre:
—Mujer, he ahí tu hijo.
27 Después dijo al discípulo:
—He ahí tu madre.
Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa. Juan 19:26-27

María, la madre de Jesús, sufrió esa última semana. Quizás los rumores que se decían que querían matar a Jesús no eran tan cierto, habrá pensado. Es que no tiene sentido, ¿Por qué, habrán querido matarlo? El hace cosas maravillosas, cura a los enfermos, da de comer a muchos, hace milagros… por 400 años no se había visto eso.. pero ahora… ¿Por qué lo van a matar? Sería una locura ¿verdad? Me Imagino que se recordaba de esta experiencia:

30 Entonces el ángel le dijo:
—María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. 31 Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús. 32 Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre; 33 reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su Reino no tendrá fin. Luk 1:29-33

Pero hoy está experimentado, pérdida, tristeza, confusión, llanto, sufrimiento, porque ve a su hijo crucificado, experimentando la muerte más dura que un ser humano ha inventado. Los Persas habían inventado esta forma de tortura y los Romanos lo perfeccionaron. El objetivo era que alguien muriera bajo sufrimiento máximo. Y allí vemos al Señor, inocente, porque no había hecho algo malo, pero aun así está siendo crucificado. Y vemos a María, su madre, quien lo observa dar sus últimos respiros. Qué difícil y horrible ha de haber sido el haber presenciado eso por su Madre.

Ella impotente, ¿qué podía hacer?, nada. Su hijo muere en la cruz. ¿Pero acaso no iba a ser grande? ¿Acaso no era el hijo del Altísimo? Igual que el resto María no entiende , no comprende. En el corazón de María hay tristeza…

Jesús fue su primogénito ya ves. Ellos han de haber tenido una relación bien cercana. Después de haber muerto José, Jesús ha de haber provisto para su familia. El ha de haber trabajado como carpintero, porque ese era la profesión de José, pero el punto es que proveyó para ella, sus hermanos y hermanas.(Mateo 13:56, Juan 7:1-10, Hechos 1:14). Haber vivido con Cristo, como Madre ella se ha de haber gozado. El Señor ha de haber sido el mejor hijo que haya existido. Le ha de haber contado las maravillas de Dios. Le ha de haber explicado las escrituras. El era su hijo y ella su madre. El le servía y creo que deberíamos de hacer así con la madre de uno.

Y en la cruz, imagínense entonces a esta mujer, emocionalmente desbaratada, quebrantada su espíritu. Su hijo va a morir, y ha sido torturado, desfigurado. Cuando en eso el Señor la ve, y con una mirada tierna, le ha de haber buscado sus ojos, y sin parar de verla dice: Juan, he ahí tu Madre. Quizás buscando como sonreirle, porque su cara está inflamada, le anima. Pero el mensaje es directo e impactante. En otras palabras podemos decir que le dice a Juan:, yo voy a morir y necesito que cuides a mi Madre. Ve, recíbela como tu madre. Cuídala como yo la he cuidado.

El amor de la madre. Hasta en esos momentos tan duros ella se encuentra con El. Las palabras de Simeón en Lucas 2:33 resuenan y es lo que estaba pasando en ese momento:

José y su madre estaban maravillados de todo lo que se decía de él. 34 Los bendijo Simeón, y dijo a su madre María:
—Este está puesto para caída y para levantamiento de muchos en Israel, y para señal que será contradicha 35 (y una espada traspasará tu misma alma), para que sean revelados los pensamientos de muchos corazones. Lucas 2:33-35

Esa espada estaba traspasando su alma en ese momento. Pero ahora El le pide a su discípulo que se la cuide. Y el discípulo a quien Cristo amaba, Juan que también le amaba, la cuida, y sigue lo que el Señor le pidió. Estuvo con el Maestro por tres años y lo vio Amar. Y así hizo el discípulo amado.

Pero no podemos olvidarnos de las circunstancias. La tristeza de la situación.

Debemos darnos cuentas de las lecciones del Señor desde la cruz.

  • Amemos a las viudas. Sirvámosle. El Señor aun desde la cruz nos recuerda de eso.
  • Amemos a nuestras madres. Jesús amó a su Madre.
  • Cómo discípulos que somos del Señor, nos ama, y que privilegio es que bajo el cuidado de nosotros El pone a todos los necesitados. A quienes el Señor ama les encarga a que amemos a otros. Porque si somos recipientes del amor de Dios entonces es un deber el darlo.

Así que cumplamos con los que nos pide.

Ayúdanos Señor a poder cumplir tus mandamientos!


Al Pie de la Cruz Juan 19:25-27 Pastor Misael Valenzuela

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