perdonpecados

Al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados.

Marcos 2:5

INTRODUCCIÓN. El afán primordial de los que trajeron el paralitico a Jesús era encontrar una solución al problema de salud. A estas alturas ya habían visto u oído acerca de los milagros de Jesús. No sabemos cuánta distancia viajaron ni las dificultades del viaje; lo cierto es que viajaron con una gran confianza y esperanza en que este hombre llamado Jesús podría hacer semejante milagroso. Marcos amplía el suceso añadiendo otros elementos que él consideró no pasarlos desapercibidos (2:1-4). A causa de la multitud no pudieron entrar al lugar por la puerta principal sino que se encaramaron sobre el techo, quitaron parte del tejado y descolgaron por allí al paralítico. Toda una hazaña.

¿Podemos imaginarnos el silencio que reinó en ese momento? Jesús rompió el hielo “Ten ánimo”. Inicialmente ésta era la palabra que el paralítico necesitaba oír. Es confortante, animante, produce seguridad y confianza. ! Cómo necesitamos oír esta palabra en neutros días! Cuando a veces la respuesta de la gente es no se puede, grave, de malas, “lo siento” el Señor usa la palaba cariñosa “hijo” .

LA SALUD ESPIRITUAL ES LO PRIMERO (v.1-2) Notemos que Jesús no procede primeramente a sanar su cuerpo; sino que su interés se dirige al problema espiritual del hombre. Jesús sana su alma primero. ¿Por qué? Sería que el hombre estaba inválido por su pecado? No lo sabemos, el relato no lo aclara. Es posible que en algunos casos pueda haber una relación entre la enfermedad y el pecado, aunque no en todos los casos. Hoy se sabe que hay una relación entre algunas enfermedades físicas y los problemas del alma. Hoy se habla de enfermedades psicosomáticas. Ciertos problemas psicológicos, espirituales, o anímicos pueden afectar la salud general. Pero sobre todo una conciencia culpable trae problemas de salud.(Sal.73:21; 32:3-4)
Así que Jesús le muestra que antes de sanarlo debe arreglar un problema que el paralítico tiene con Dios. Y esto debe enseñarnos algo. Dios no va a arreglar nuestros problemas del cuerpo si primero no arreglamos nuestros problemas espirituales. Y el primer problema que tenemos es el pecado. Esa es la enfermedad más grave.

Tenemos hoy un problema grande con este tema de la “sanidad divina” practicada en las iglesias llamadas “carismáticas”. La salud es un bien preciado al cual todos aspiramos, y damos cualquier cosa por tenerla, por conseguir la salud podemos quedarnos en la ruina si es necesario. Es por esto, que la salud se ha vuelto un gran negocio. Y cuando la gente no encuentra cura en la medicina tradicional, acude a los curanderos, a los yerbateros, etc. Pero desde hace unos cincuenta años las multitudes empezaron a acudir en masa a otros centros de sanidad. Me refiero a las iglesias y sus curanderos evangélicos. Tenemos entonces unas iglesias con unos milagreros que parapetados en el nombre de Jesús buscan pescar a las gente ofreciéndole la cura para todos los males. Pero no le están diciendo a la gente que si acuden a Jesús, lo primero que tienen que hacer es arrepentirse, y buscar de Dios el perdón de sus pecados. Conozco casos de personas a las cuales les han prometido sanidad, y las han engañado y hoy esas personas están llenas de incredulidad y no quieren saber nada del evangelio. Estas iglesias presentan a Jesús como un milagrero, pero no como aquél que ha venido a perdonar sus pecados.

A PESAR DE LA INCREDULIDAD DE LOS ESCRIBAS (v.3-4). No creían que Jesús era el Dios verdadero, por lo tanto no iban aceptar que pretendiera arrogarse un poder que solo le pertenece a Dios. Además, solo Dios conoce los corazones y sabe cuáles son en verdad nuestros pecados, por lo tanto Jesús era un embustero. Estaba engañando a la gente, haciéndose pasar por Dios y como la gente no conoce el corazón de nadie, pues éste Jesús puede tramarlos. Eso ya es blasfemia y debe castigarse con la muerte. Nuestro Señor que conoce los pensamientos más íntimos de los hombres les dice ¿por que ustedes son tan malpensados? Porque los escribas siempre estaban buscando a Jesús para hacerlo caer con sus peguntas, buscando desvirtuar sus palabras, mirando a ver en qué podría infringir la ley para poder acusarlo.
LA SALUD CORPORAL ES LO SEGUNDO. (v.5-7) Esta fue la señal confirmante. Para derrotar la incredulidad, Jesús hace una señal milagrosa.

3.1. Le añade la salud física. Con este milagro Jesús derrota la incredulidad de los escribas

¿Qué es más fácil? (v.5). Para nosotros los seres humanos ambas cosas son imposibles. En primer lugar, ningún ser humano en ninguna religión puede perdonar pecados. Menos aún tiene el poder para ir levantando paralíticos. En toda mi vida no he visto que alguien haya hecho tamaño milagro. Por eso el Señor dice para que sepan que el Hijo del Hombre, es decir para que sepan que el Hijo de Dios encarnado tiene poder, le da la orden al paralítico que se levante. Para el Seños Jesucristo ambos actos eran fáciles. Sencillamente porque con su Palabra él creó los cielos y la tierra; así que por su Palabra levantó a este hombre paralítico.

1) No solo debía levantarse sino coger su cama, para mostrar que él estaba perfectamente curado, y además tenía fuerza para cargarla. No como sucede hoy en las iglesias carismáticas, en donde montan un show y le Dicen a la gente que ya está sana, y la envían a su casa, pero la verdad es que en muchos casos se ha comprobado que tales sanidades han sido un fraude. 2) Debía regresar a su casa, para ser una bendición a su familia, donde probablemente antes había sido una carga. Además, Jesús no lo hizo parte de su equipo apostólico para usarlo como espectáculo, porque generalmente eso hacen los hombres, usan a las personas para ver cómo pueden armar sus patrañas.

3.2. Mediante un milagro auténtico (v.8). La gente se maravilla es cuando se da cuenta que las cosas son auténticas, y no cuando la engañan. La gente glorificó a Dios aunque parece que siguieron viendo a Jesús como un hombre simplemente, un hombre a quien Dios le había dado tal poder. Pero aquí hay otra enseñanza . Y es que cualquier cosa que los hombres podamos hacer se lo debemos a Dios, él debe ser glorificado porque es por él que recibimos las cosa buenas. Es por Él que podemos hacer algún bien a otros.

3.3. La salud es un don de Dios. Siempre lo ha sido. Desde muy joven le pedí señor que no me diera riqueza sino la salud. Y creo que debemos rogar a nuestro señor que nos bendiga con la salud. Pero, sin olvidar que la salud es para que le glorifiquemos a Él. Algunas personas en las iglesias piden oración “oren por mí porque estoy enfermo” bueno, pero ¿en qué le está sirviendo al Señor? Porque si le pedimos a Dios el don de la salud pero resulta que no vivimos una vida cristiana auténtica, pues es una contradicción. En ese caso, debiéramos primero arrepentirnos de nuestros pecados y buscar el perdón del Señor.

CONCLUSIÓN. Está bien que busquemos al Señor cuando estemos enfermos. El Señor nos recibe con sus brazos abiertos, sin embargo, Él quiere tratar primeramente con nuestro problema espiritual, porque a eso vino. Esa idea de buscar a Dios solamente para que nos de las cosas materiales es errónea. Dios puede pedirle a usted que primero abandone su pecado. ¿Piensa usted que Dios le va a pasar por alto sus faltas?

Una vez que hemos arreglado nuestras cuentas con Dios y Él nos ha salvado, vamos a pedirle por nuestras necesidades corporales. Asunto que está enteramente bajo su buena voluntad. Él no está obligado a sanar a nadie. Si lo hace es por su misericordia. Suena duro pero a veces Dios nos aflige con males para que nos arrepintamos y le busquemos.

Por supuesto, que para El Señor nada es imposible. Así que oramos y le pedimos que podamos serle útiles, quizá evangelizando a otros, o sirviendo en la iglesia, o siendo buen padre, madre, hijo, empleado, etc.

INVITACIÓN. Recuerde, sólo Dios puede perdonar pecados. Cristo en la cruz se ofreció para pagar el castigo que usted merece por sus pecados. Por eso sólo Él puede perdonar pecados. Ningún hombre puede hacerlo. Por eso afirmamos que fuera de Él no hay salvación. ¿El Señor ha perdonado sus pecados?

Sentado a la mesa con la Gracia – Itiel Arroyo

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