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Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me has hecho así?

Romanos 9:20

¿Quién soy? ¿qué soy yo? ¿Cuál es mi verdadera naturaleza, mi verdadera identidad? ¿Quién soy yo, realmente?

Sólo cuando esta pregunta se plantea de un modo directo, intenso, dramático, sólo entonces uno puede empezar a descubrirlo.
El camino para descubrir quién soy yo pasa por el planteamiento sincero de la pregunta, mediante una actitud investigadora, de querer ver, de querer descubrir quién soy.
Yo he de tener una actitud reivindicativa, de protesta correcta, dirigida a descubrir y vivir mi verdad, la verdad de mí mismo. Y para esto uno ha de quererlo con toda el alma.

En esta semana investigaremos en algunos aspectos de esta pregunta:

1. El principio y lo que eso implica
2. La pérdida de la identidad
3. Buscando una identidad
4. Identidad de hijo

Pulsa en los apartados para que se abran

+ “Creación o Evolución»
El debate de la Creación contra la Evolución aún existe.

Dentro de los científicos que creen en la Evolución, hay algunos que se basan en alguna forma de ateísmo evolutivo, y otros que toman un punto de vista deísta de Dios (Dios existe, pero no está involucrado en el mundo… todo procede según un curso natural). Hay algunos que genuina y honestamente miran estos datos y llegan a la conclusión de que la Evolución encaja más en los datos disponibles. La gran mayoría de los científicos evolucionistas sostienen que la vida evolucionó enteramente SIN intervención de un Ser superior. La Evolución es por definición una ciencia naturalista.

Los científicos evolucionistas se mofan de la Creación y/o del Diseño Inteligente como de algo que no vale la pena examinar científicamente. Para que algo sea considerado una “ciencia”, dicen ellos, debe estar sujeto a observación y probado, debe ser “naturalista”. La Creación es por definición “sobrenatural.” Dios y lo sobrenatural, no pueden ser observados o probados (y así sigue su argumento), por lo tanto la Creación y/o el Diseño Inteligente no pueden ser considerados una ciencia. Como resultado, todos los datos son filtrados a través de la preconcebida, presupuesta, y pre-aceptada teoría de la Evolución, sin la consideración de explicaciones alternas.

Sin embargo, el origen del universo y el origen de la vida no pueden ser probados u observados. Ambos, la Creación y la Evolución están basados en sistemas de fe cuando ellos hablan de los orígenes. Ninguno puede ser probado porque no podemos regresar a billones (o miles) de años atrás para observar el origen del universo y la vida en el universo.

Los científicos evolucionistas rechazan la Creación en terrenos que lógicamente los fuerzan también a rechazar la Evolución como una explicación “científica” de los orígenes. La Evolución al menos en lo concerniente a los orígenes, no encaja en la definición de “ciencia” más de lo que lo hace la Creación. La Evolución es supuestamente la única explicación de los orígenes que puede ser probada; por lo tanto, es la única teoría de los orígenes que puede ser considerada “científica”. ¡Eso es una tontería! Los científicos partidarios de la Evolución, están rechazando una plausible teoría de los orígenes sin siquiera examinar honestamente sus méritos, porque no se ajusta a su estrecha e ilógica definición de lo que es “ciencia.”

La Evolución niega la necesidad de un Dios que esté involucrado en el universo.
Si la Creación es verdad, entonces hay un Creador ante Quien somos responsables.

De acuerdo con la Biblia, la elección es clara.
Podemos creer en la Palabra de nuestro omnipotente y omnisciente Dios, o podemos creer en las explicaciones de la ilógica tendencia “científica” de los necios.

Romanos 1:25 declara, “ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos, Amén.”
La Biblia nos dice, “Dice el necio en su corazón; No hay Dios.” (Salmo 14:1; 53:1).
La Biblia también proclama que la gente no tiene excusa para no creer en un Dios Creador, “Porque las cosas invisibles de Él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la Creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa.” (Romanos 1:20).
De acuerdo con la Biblia, cualquiera que niega la existencia de Dios es un necio.
La necedad no implica una falta de inteligencia.
La mayoría de los científicos evolucionistas son intelectualmente brillantes. La necedad indica una inhabilidad para aplicar apropiadamente el conocimiento. Proverbios 1:7 nos dice, “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová. Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza.”

Teniendo esto en cuenta, la primera respuesta a la pregunta ¿Quién soy?, tienes que contestar:

Soy producto de una evolución y como tal no tengo ninguna responsabilidad ni tengo que dar cuenta a nadie
o
Soy una creación de Dios, ante quien soy responsable
+ “Creación de Dios»
Génesis 2:7 Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.

El Creador Supremo del cielo y de la tierra hizo dos cosas al crear al hombre. Primero, lo formó del mismo polvo de la tierra, y, en segundo lugar, sopló Su propio aliento en la nariz de Adán. Esto distinguió al hombre de todas las otras criaturas de Dios.

Este pasaje contiene tres hechos importantes acerca de la creación del hombre. El primero es que Dios y solo Dios creó al hombre. El hombre no evolucionó de otras criaturas. Fuerzas impersonales no formaron al hombre. Todas las células, ADN, átomos, moléculas, hidrógeno, protones, neutrones o electrones no han creado al hombre. Estas son sólo las sustancias que componen el cuerpo físico del hombre. El Señor Dios formó al hombre. El Señor Dios creó las sustancias, y luego utilizó esas sustancias a crear al hombre.

La palabra formó es una traducción del hebreo yatsar, que significa «moldear, o formar.» Evoca la imagen de un alfarero que tiene la inteligencia y el poder para formar su creación. Dios es el alfarero maestro que tenía la imagen del hombre dentro de Su mente y que posee el poder y la inteligencia para dar vida a esa imagen. Dios tenía la omnisciencia (todo conocimiento) y la omnipotencia (todo poder) para hacer exactamente lo que Él quería.

En segundo lugar, Dios sopló Su propio aliento de vida en el hombre. El hombre es más que «polvo» o sustancia física. El hombre tiene un espíritu. Lo podemos imaginar así: el cuerpo de Adán acaba de ser formado por Dios del polvo de la tierra – un cuerpo humano sin vida tirado en el suelo. Entonces Dios se inclinó y «sopló» Su propio «aliento» en la nariz del hombre; Dios es la fuente de la vida, y Él directamente puso la vida dentro del hombre.

En tercer lugar, nos dice que el hombre se convirtió en un ser viviente. La palabra ser en hebreo es nephesh, que significa «un ser animado, racional, consciente y vivo.» El hombre no llegó a ser un ser viviente hasta que Dios sopló vida en él.

Teniendo esto en cuenta, la segunda respuesta a la pregunta ¿Quién soy?, sería:

Soy un ser físico, animado, racional y espiritual, y soy único entre todos los seres vivientes en la tierra.
+ “Imagen y semejanza de Dios»
Génesis 1:27 Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.

El hombre es el único, entre toda la creación de Dios, que tiene una parte material (cuerpo) y una inmaterial (alma / espíritu).

Tener la “imagen” o “semejanza” de Dios significa, en términos simples, que fuimos hechos para parecernos a Dios. Adán no se parecía a Dios en el sentido de que Dios tuviera carne y sangre. La Escritura dice que “Dios es espíritu” (Juan 4:24) y por tanto Él existe sin un cuerpo material. Sin embargo, el cuerpo de Adán reflejó la vida de Dios, en cuanto a que fue creado con perfecta salud y no estaba sujeto a morir.

La imagen de Dios se refiere a la parte inmaterial del hombre. Esto coloca al hombre aparte del mundo animal, adecuándolo para el “dominio” que Dios le designó (Génesis 1:28), y capacitándolo para tener comunión con su Creador. Es una semejanza mental, moral y social.

Mentalmente, el hombre fue creado como un ser racional con voluntad propia – en otras palabras, el hombre puede razonar y elegir. Este es el reflejo de la inteligencia y la libertad de Dios. En cualquier momento alguien inventa una máquina, escribe un libro, pinta un paisaje, disfruta una sinfonía, calcula una suma, o nombra a una mascota, él o ella están proclamando el hecho de que fueron hechos a la imagen de Dios.

Socialmente, el hombre fue creado para tener compañerismo. Esto refleja la Trinidad de Dios y Su amor. En el Edén, la primera relación que tuvo el hombre fue con Dios (Génesis 3:8 implica esta relación con Dios), y Dios hizo a la mujer, primeramente porque “no es bueno que el hombre esté solo…” (Génesis 2:18) Cada vez que alguien se casa, hace un amigo, abraza a un niño, o asiste a una iglesia, está demostrando el hecho de que fuimos hechos a la semejanza de Dios.

Parte del haber sido hechos a la imagen de Dios, es que Adán tuvo la capacidad de tomar decisiones libremente. Aunque le fue dada una naturaleza justa, Adán hizo una mala decisión al rebelarse en contra de su Creador. Al hacerlo, Adán dañó la imagen de Dios de su interior, y pasó esa semejanza dañada a todos sus descendientes, incluyéndonos a nosotros (Romanos 5:12). Hoy, todavía llevamos esa semejanza de Dios (Santiago 3:9), pero también llevamos las cicatrices del pecado, y mostramos los efectos mental, moral, social y físicamente.

Las buenas noticias son que, cuando Dios redime a un individuo, Él comienza a restaurarlo a su semejanza original, haciendo de él “… el nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.” (Efesios 4:24; ver también Colosenses 3:10).

Teniendo esto en cuenta, la tercera respuesta a la pregunta ¿Quién soy?, sería:

Soy semejante a la imagen de Dios.
+ “Trabajo práctico»
Si quieres un «tratado» para predicar el evangelio a la personas que se dicen evolucionistas, puedes bajar estas imágenes, imprimirlas, emarcarlas y exhibirlas para que la vean.

Este “test” (examen) para el ateo evolucionista se basa en el tratado de Ray Comfort que se llama “The Athiest Test”. Puede visitar el sitio web del ministerio “Aguas Vivientes” en español.

Debes exhibir estas imágenes en el orden en que aparecen abajo porque llevan al lector lógicamente desde la existencia de Dios hasta la salvación en el Señor Jesucristo.

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¿Quién soy? – Itiel Arroyo

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