recostado

Y uno de sus discípulos, al cual Jesús amaba, estaba recostado al lado de Jesús

Juan 13:23

Texto bíblico: Mateo 25:31-46

Mi nieto André, de dos años, casi siempre se coloca al lado de su abuelita para recostarse y tomar su leche o mirar la TV. A veces le dice: “Mami, quiero acostarme en tus brazos”. Todo niño anhela disfrutar del contacto físico de sus padres y reposar. Cuando eso sucede, los niños dan un suspiro profundo y, por lo general, duermen. Todos, en algún momento, sentimos la necesidad de recostarnos sobre alguien y descansar.

A veces, cuando pongo la cabeza en la almohada a la noche y oro, imagino estar recostado sobre Jesús, y me trae a la mente lo que el apóstol Juan dice de sí mismo en la Palabra de Dios sobre la última cena en el aposento alto: “Y uno de sus discípulos, al cual Jesús amaba, estaba recostado al lado de Jesús” (Juan 13:23).

Juan usó la frase “uno de sus discípulos, al cual Jesús amaba” para referirse a sí mismo sin mencionar su nombre. También describe la escena de un banquete típico en Israel en el siglo i, donde la mesa era mucho más baja que las que usamos ahora. La posición natural para quienes la rodeaban era reclinarse sobre un tapete o almohadón. Juan estaba sentado tan cerca del Señor que, cuando giró para preguntarle algo, quedó “recostado cerca del pecho de Jesús” (v. 25), con la cabeza apoyada en Él.

La cercanía de Juan a Jesús en ese momento es una ilustración provechosa para nuestra vida espiritual hoy. Aunque no podamos tocar a Jesús físicamente, sí podemos descargar en Él nuestras circunstancias más agobiantes, ya que ha dicho: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28).

La vida no es fácil, y llevamos cargas físicas, espirituales o emocionales, y necesitamos descansar echándolas sobre alguien. El salmista David nos aconsejó: “Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; no dejará para siempre caído al justo” (Salmo 55:22). La clave es “echarla”. ¿Sobre quién? Sobre los hombros de UNO que es todopoderoso capaz de llevar nuestras cargas. Está prohibido llevar nuestras cargas sobre nosotros. Hay alguien que puede ayudarnos: Cristo. El secreto es “venir” a él y dejar las cargas mentalmente sobre él.

Cuánta gente anda agobiado por algún pesar, les parece duro llevar cargas que nunca han pensado tenerlas y no saben en quién descansar. Llevar nuestras cargas nos hace independientes de Dios, produce un dolor en el corazón, nos lleva a la depresión y al cansancio, nos enferma, y al final podemos morir.

Dios nos invita a descansar en Él. Si lo hacemos, seremos felices, bendeciremos y ayudaremos a otros, seremos ejemplo a otros de poner las cargas sobre el Señor, miraremos el futuro con esperanza y fe, y agradaremos al Señor. Él puede llevar nuestras cargas.

¡Qué bendecidos somos al tener un Salvador fiel en quien podemos confiar en cada situación de la vida! ¿Estás recostado hoy sobre Jesús?.

“Señor, recostado en ti tengo esperanza”.

Jesús es el único que nos da el descanso que necesitamos.

Ten buen ánimo!!


EL LATIR DE TU CORAZON. MARCOS BARRIENTOS

¿Cómo escuchar el corazón de Dios? – Andrés Corson – 11 Junio 2014

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