Somos cristianos evangélicos que queremos vivir y proclamar el Evangelio de Jesucristo practicando como iglesia local lo que enseña la Palabra de Dios. Por tal motivo, tenemos como meta perseverar en la doctrina de los apóstoles que aprendemos en la Biblia, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones, con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios por todo (Hechos 2:42, 46).
Somos una iglesia autónoma que cuenta con “pastores” o “ancianos” como representantes de la iglesia y que apacientan el rebaño de Cristo (1 Pedro 5: l-2), éstos son llamados por el Señor y reconocidos por la asamblea. Todos los miembros de la iglesia son personas que han tenido una experiencia personal con Cristo que conocemos como “nuevo nacimiento” (Juan 3), testificando públicamente de ello a través del bautismo por inmersión.
Por otro lado, nos identificamos con todos los que reconocen a la segunda persona de la Trinidad, Jesucristo, como Dios y hombre, reconociendo que según las Escrituras es el único mediador entre Dios y los hombres para alcanzar la salvación (1ª Timoteo 2:3-5), y tenemos comunión con todas aquellas iglesias que se reúnen en su Nombre y aceptan como base suprema de fe y conducta, la autoridad de la Palabra de Dios. Por fe, creemos que Jesucristo murió, resucitó y según sus promesas, volverá para recoger a los que formen parten de su Iglesia (1 Tesalonicenses 4:16-18).
También somos una iglesia autónoma en el sentido de que nuestros recursos económicos son el resultado exclusivo de las ofrendas voluntarias de los miembros de la iglesia.