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Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.Isaías 9:6 |
Los que somos cristianos nos sentimos muy contentos y orgullosos del nombre de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, Su Nombre que es sobre todo nombre es el nombre más grande y excelso de todos. Ante el nombre de Jesús “se doblará toda rodilla en el cielo, en la tierra, y debajo de la tierra”. El nombre del Señor es extraordinario.
Todos nosotros alguna vez hemos escrito nuestro nombre en un árbol. Todos quieren dejar constancia de su nombre en estos lugares. Y por supuesto cuando uno visita sitios arqueológicos o ciudades importantes, siempre encuentra placas con los nombres de los constructores o de los conquistadores o de los vencedores que estuvieron en ese lugar.
Al norte de Beirut, Líbano, hay un lugar llamado Dog River, Al recorrer con la mirada las modernas autopistas y la vía férrea que pasa alrededor de su base, está erguida una antigua montaña de piedra, cuya pared está adornada con figuras de gobernantes del mundo antiguo, cuyos éxitos militares están colocados en una serie de paneles con inscripciones talladas. Entre las inscripciones más recientes está la del faraón egipcio Ramsés II que es representado ofreciendo un sacrificio al dios Ammón, en conmemoración de las conquistas sirias en el año 1240 a.C.. También los consejeros de los griegos, romanos, árabes y cruzados hicieron sus inscripciones.
La Biblia nos habla del Rey de reyes, del Monarca de monarcas, de nuestro Señor Jesús. El nombre que se profetizó para aquel niño que nacería en Belén, aparece precisamente en Isaías 9: A pesar de todo, no habrá más penumbra para la que estuvo angustiada. En el pasado Dios humilló a la tierra de Zabulón y a la tierra de Neftalí; pero en el futuro honrará a Galilea, tierra de paganos, en el camino del mar, al otro lado del Jordán.
¿Se acuerdan ustedes donde Jesús desarrolló su ministerio aquí en la tierra? Fue precisamente alrededor de Galilea, del Mar de Galilea, ahí estaba Capernaum que fue su sede ministerial y aquí se está profetizando esta verdad. Sigamos en el versículo 2: El pueblo que andaba en la oscuridad ha visto una gran luz; sobre los que vivían en densas tinieblas la luz ha resplandecido. Tú has hecho que la nación crezca; has aumentado su alegría. Y se alegran ellos en tu presencia como cuando recogen la cosecha, como cuando reparten el botín. Cada gobernante produce alegría en su nación, de acuerdo a las leyes, de acuerdo a las acciones que toma.
Aquí se refiere precisamente a nuestro Señor y dice: Ciertamente tú has quebrado, como en la derrota de Madián, el yugo que los oprimía, la barra que pesaba sobre sus hombros, el bastón de mando que los subyugaba. Todas las botas guerreras que resonaron en la batalla, y toda la ropa teñida en sangre serán arrojadas al fuego, serán consumidas por las llamas. ¿No sería motivo de alegría que dijeran los periódicos: “Hoy no hubo ningún asesinato, no hubo ninguna violación, no hubo ningún robo, no hubo ningún asalto, no hubo ningún engaño, todos se comportaron bien? Si usted quiere ese tipo de noticias tiene que reconocer que sólo hay un Rey, sólo hay un Consejero Admirable, capaz de producir ese tipo de vida en las naciones y se llama Jesucristo. Sólo Él puede cambiar el rumbo de nuestra vida. Sólo Jesús puede hacerlo. El profeta dice: Porque nos ha nacido un niño, se nos ha concedido un hijo; la soberanía reposará sobre sus hombros, y se le darán estos nombres: Consejero admirable, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz.
Antes que naciera Jesús, casi 700 años antes, el profeta Isaías escribió en la Biblia la profecía de que Jesús sería el Consejero Admirable. Y esto debía ser asó porque todos en el mundo andamos a tientas buscando consejo
En el plano internacional, los cerebros más brillantes del mundo se juntan en las Naciones Unidas para intentar solucionar los problemas que enfrentan las naciones, y los presidentes buscan consejos con aquellos que tienen alguna experiencia. La gente busca consejo, porque no se sabe cómo resolver esta problemática.
En el plano personal todos buscamos consejos de aquellos que suponemos son buenos consejeros en las diferentes áreas de nuestro vida (personal, familiar, profesional…)
Todos estamos pidiendo y recibiendo consejo. Jesucristo viene como Consejero Admirable y nos dice: “Hay más dicha en dar que en recibir”, este es un consejo sabio del Señor, “den y se les dará. Medida buena, apretada, remecida y rebosante darán en su regazo”.
Todos pasamos por tiempos en los cuales estamos en la posición de necesitar un consejero confiable que pueda escuchar nuestro problema, y compadecerse de nuestro dolor y servir como una caja de resonancia para nuestras ideas. Así que le voy a decir algo: pregúntese qué haría Jesús si estuviera en mi lugar y que esa respuesta le sirva. Sea lo que sea que el Señor diga a través de Su Palabra, será lo correcto y debe actuar conforme a eso.
Jesús es el que nos da el mejor consejo. Saben por qué, porque Cristo está calificado para ser un buen consejero. Está calificado porque él vivió en la tierra, sufrió lo que usted y yo sufrimos y demostró que puede salir adelante en medio de las circunstancias. Cristo está calificado para ser su consejero, porque Él es un consejero misericordioso. Además, Cristo es un consejero consistente, quiere decir que Jesús practica lo que predica. Usted ha tenido consejeros que dicen una cosa y hacen otra. Uno debe practicar lo que predica.
Cristo está siempre presente para ser su consejero. Recordemos como las hermanas de Lázaro le reclamaron: Hay Señor si hubieras estado. Cuando usted necesita a Cristo, Cristo siempre está presente. Él ha prometido en Mateo 28:20 dice: Enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo.
Mateo 18: 20 dice: Porque donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos. A veces usted y su esposa, a veces usted y su hijo, a veces usted y sus amigo, pero ahí está el Señor en medio de nosotros. También dice en Juan 14:16-18: Y yo le pediré al Padre, y él les dará otro Consolador –La palabra Consolador viene del griego paracletos, que significa abogado, intercesor, Jesús nos dejó a otro intercesor, a otro Consejero con nosotros, al Espíritu Santo, para que nos acompañe siempre-; el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede aceptar porque no lo ve ni lo conoce. Pero ustedes sí lo conocen, porque vive con ustedes y estará en ustedes. No los voy a dejar huérfanos; volveré a ustedes.
¿Cómo nos aconseja Cristo? En primer lugar nos conseja por medio de las Escrituras. Si usted tiene deseos de matar a su mujer, a su yerno, a su suegra lea lo que dice la Biblia: No matarás. Las escrituras le dan consejo. Usted quiere saber qué hacer con respecto a si paga o no paga el aguinaldo a sus trabajadores, la Biblia dice: “Hay de aquel que hace agravio de la viuda y del jornalero y del huérfano, no teniendo temor de mi”. La escritura nos enseña. Por eso hay que leer la Biblia para ser sabio. La Biblia nos da mucho consejo, también a través de los testimonios de los cristianos, con sus experiencias buenas o malas nos aconsejan. Podemos aprender de lo bueno que hicieron o de lo malo que hicieron.
Nos aconseja, el Señor a través de la iglesia proveerá consejo por medio de prédicas que usted escucha. Nos aconseja por medio de las canciones espirituales que escuchamos, también por medio de la oración, cuando oramos hablamos con Dios, pero Dios nos habla a nosotros también. Tenemos que aprender que el Señor nos aconseja.
Si usted es de aquellos que están afligidos, preocupados, atormentados, todavía el consejo del Señor sigue siendo el mismo: Mateo 11:28-30: “Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma.
Cómo buscar el buen consejo – Dr. Charles Stanley
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