“mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos”,Romanos 2:15 |
Hay muchas cosas que nos hacen diferentes unos de otros, no hace falta dirijir nuestra vista muy lejos, si pensamos en los círculos que nos relacionamos: familia, amigos, estudios, trabajo, vecinos, podemos apreciar que cada uno es diferente por ejemplo en el aspecto físico, en las cualidades que posee, en la forma de relacionarse, pero la verdadera diferencia que nos separa a unas personas de otras está en el cómo nos enfrentamos a cada hecho que nos va ocurriendo a lo largo de nuestra vida, tanto en lo más cotidiano, como en lo más excepcional.
Sin embargo, sí todas las personas tenemos dos cosas en común. Se trata de las dos cosas que están escritas en el corazón de cada ser humano.
Dios nos lo pone fácil. Nos dice que Él ha escrito desde el momento de nuestro nacimiento dos cosas en el corazón de todas las personas que habitan este planeta. Podemos tener miles de diferencias con las personas con las que hablamos pero siempre habrá dos cosas en común:
1. ETERNIDAD
Aun cuando el hombre no lo puede entender, Dios ha puesto eternidad en su corazón.
En lo más profundo de su ser, las personas saben que cuando se mueran, no va a ser el final. Todos tenemos gran curiosidad por saber sobre las experiencias después de la muerte. ¿Qué es esa luz al final del túnel? La gente trata de explicarlo con ideas como la reencarnación y otras teorías. Todas las grandes religiones creen en la vida después de la muerte. Incluso la mayor parte de los ateos comienzan a dudar de sus creencias cuando se enfrentan a la muerte.
Entonces, ¿por qué Dios ha puesto eternidad en mi corazón? Es sencillo. Porque apunta directamente a tu corazón para sacar en tu mente el tema de la eternidad, la vida después de la muerte, el cielo, el juicio…verás cómo esos pensamientos enseguida aparecerán en tu mente creando algo asombroso.
¿Funciona? ¡Siempre! No me puedo acordar de la última vez en la que una persona se
negara a hablar sobre este tema. Así es como funciona: una vez que Dios has logrado romper el hielo, te encontrarás en tu mente este tipo de preguntas y ahora te pido que las respondas contigo mismo:
D- (Tu nombre) ¿Te puedo hacer una pregunta? Solamente quería saber tu opinión.
T- Seguramente responderás, ¡Sí, claro!.
D- ¿Crees que mucha gente irá al cielo, o solamente unos pocos?
T- Ah, pues no sé. Seguramente muchos.
Detengamos la conversación por un instante. Porque este tema; la eternidad, es muy importante para Dios, Si te has dado cuenta con solo dos preguntas, no te sientes condenado, ni tampoco estás escuchando un sermón, sólo estás dando una opinión, y normalmente todo el mundo está dispuesto a dar su opinión, si te parece retomemos
la conversación:
T- Ah, pues no sé. Seguramente muchos
D- ¿Y por qué?
T- Bien, pues si Dios es Amor, entonces supongo que El permitirá que casi todo el
mundo entre.
D- ¿Y tú piensas que tú serás una de esas personas que Dios recibirá en el cielo?
T- Si, yo creo que Dios me recibirá.
D- ¿Y por qué piensas eso?
T- Pues, porque soy una buena persona, es decir, yo nunca he matado a nadie ni nada
por el estilo.
No importa cual haya sido nuestra vida hasta ahora, cuando decimos que somos buenas personas es porque nos comparamos con otras personas, es así en el 99%, ellos dicen que van al cielo porque son “buenos”. Si tu respuesta es conforme a este pensamiento, entonces parece que está claro, que tienes ventaja.
Ahora veamos la segunda cosa escrita en nuestros corazones.
2. LA LEY (Romanos 2:14-15)
2:14 Porque cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos, 2:15 mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos
La segunda cosa escrita en nuestro corazón es la Ley de Dios, lo que a menudo se conoce como los Diez Mandamientos. Estos se manifiestan en nuestra conciencia. Se trata de saber la diferencia entre el bien y el mal. No necesitas una Biblia para saber que acostarte con la mujer del vecino está mal. No necesitas una lista de mandamientos para saber que mentir, robar y engañar está mal. No necesitas ir a la iglesia para saber que es correcto honrar a tus padres. Es parte del equipamiento que todos recibimos al nacer.
¿Volvemos a la conversación?:
T- Pues, porque soy una buena persona, es decir, yo nunca he matado a nadie ni nada por el estilo.
D- No me cabe duda que eres una buena persona, especialmente si te comparas con algunas de las personas que pasan a tu lado. Pero si te compararas con los requisitos de Dios para poder entrar al cielo, me pregunto si en ese caso serías lo suficientemente bueno.
T- Como he dicho antes, yo nunca he matado a nadie.
D- Eso está bien. Mucha gente no ha matado a nadie. ¿Sabes que Jesús enseñó que si alguien tiene odio en su corazón hacia alguien, es culpable de asesinato? ¿Nunca has albergado odio hacia alguna persona?
T- Pues sí.
D- ¿Qué tal si hacemos un repaso de los mandamientos que vemos en la Ley de Dios?
¿Has cometido alguno de ellos?
D- Voy a hacerte otra pregunta. Cuando te mueras y te presentes delante de Dios y El comience a juzgarte de acuerdo a Sus mandamientos, ¿Tú serás inocente o culpable?
T- Me imagino que culpable.
D- ¿Qué es lo que Dios hace con los que son declarados culpables?
T- Me imagino que los envía al infierno.
D- Así es. ¿No te asusta la sentencia de muerte de Dios sobre tu vida?
D- Mira, supongamos que estás delante de Dios, y que después de sacar Su Ley, tú eres declarado CULPABLE. Entonces, en ese mismo instante, un hombre entra y pregunta que qué está ocurriendo. De repente, esta persona se dirige a Dios y ofrece tomar sobre él el castigo que tú mereces, de manera que sea condenada en tu lugar para que tú entres libremente al cielo. ¿Qué dirías en tal caso?
T- No creo que alguien pudiera hacer algo así por mí.
D- Pues hay alguien que ya lo ha hecho. Se llama Jesucristo. Esa es la razón por la que vino hace 2000 años. Por eso murió y por eso resucitó. Como ves, El es el único que puede aplacar la ira de Dios contra tu pecado. El dice que si tú confiesas tu pecado, Él te perdonará. Porque Él está dispuesto a hacer borrón y cuenta nueva. Y no solo eso, sino que también te dará vida eterna.
T- Ah, sí! ¿Y qué pasa con todos lo que siguen otras religiones? ¿Irán ellos al cielo?
D- Dios en este momento está hablando contigo, te está mostrando las dos cosas que tienes escritas en tu corazón y que son comunes en todas las personas: la eternidad y la Ley, lo que tienes delante es la posibilidad de recibir su Perdón, y la Vida Eterna, lo único que tienes que hacer es arrepentirte y confesarle tu pecado. No te está pidiendo que cambies de religión, que cambies de lugar, o que hagas otras cosas diferentes, lo que Dios quiere es tener una relación personal contigo porque solo Él puede perdonar pecados y abrirte la puerta para ir a los lugares celestiales con El por toda la eternidad. Por eso lo importante es si TÚ irás al cielo.
En resumen:
• La eternidad y la ley están escritas en nuestro corazón.
• Dios usa esto para llevarlo a tu mente y tener una conversación contigo.
• Si eres honesto y sincero en esa conversación con Dios, Él te guiará hacia el Perdón y la Vida Eterna. (Juan 3:16)
• Tener una conversación con Dios, no te condena, (Juan 12:47), pero si renuncias a la propuesta de Dios, la misma Ley que está escrita en tu corazón reclamará su pago. (Romanos 3:23)
La absoluta imparcialidad del juicio de Dios | Romanos 2:12-16 | Ps. Sugel Michelén
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