lucas748

Y a ella le dijo: Tus pecados te son perdonados.

Lucas 7:48

¿Hay alguien que ha sido bondadoso y ha hecho algo especial por ustedes? Se siente bien cuando algo es bondadoso y cortes. Vamos a ver lo que sucede cuando alguien es bondadoso con Jesús.

Lucas 7:36-50

Uno de los fariseos invitó a Jesús a comer, así que fue a la casa del fariseo y se sentó a la mesa. Ahora bien, vivía en aquel pueblo una mujer que tenía fama de pecadora. Cuando ella se enteró de que Jesús estaba comiendo en casa del fariseo, se presentó con un frasco de alabastro lleno de perfume. Llorando, se arrojó a los pies de Jesús, de manera que se los bañaba en lágrimas. Luego se los secó con los cabellos; también se los besaba y se los ungía con el perfume.

«¡Jesús está en la ciudad! Él está en la casa de Simón.» La mujer no podía creer lo que oía. Jesús había cambiado su vida. Ella hacía muchas cosas malas – llamadas pecado. Un día, ella se enteró de Jesús y él cambió su vida. Jamás quería hacer cosas malas otra vez.
La mujer pensó a sí misma, «Quisiera saber si puedo ver a Jesús.» Luego, ella tuvo una idea. Ella agarró un frasco de perfume y salió corriendo.

Tocó la puerta y se metió.

Allí estaba Jesús. Estaba sentado a la mesa.
Ella se paró atrás de Jesús y empezó a llorar. Ella estaba tan agradecida con Jesús que lloraba lágrimas de gozo. Ella amaba a Jesús tanto y quería que él supiera cuan alegre ella estaba porque tenía vida nueva.
Entonces ella se inclinó y empezó a mojar los pies de Jesús con sus lágrimas. Después, ella los secó con su pelo. Luego, ella besó los pies de Jesús y puso perfume sobre ellos.
Toda la casa olía tan dulce. La mujer fue amable con Jesús. Ella demostró cuanto amaba a Jesús. Ella fue amable y hizo algo muy especial al lavar los pies de Jesús.

Pregunte: ¿Se pueden imaginar lo que todos los otros huéspedes pensaron?

Lucas 7:39
Al ver esto, el fariseo que lo había invitado dijo para sí: “Si este hombre fuera profeta, sabría quién es la que lo está tocando, y qué clase de mujer es: una pecadora.”

Ellos se sentaron asombrados. Luego, Simón, el hombre quien había invitado a Jesús a su casa, habló. Él no creía en Jesús. Él trató de decir que Jesús no era de Dios porque él permitió que la mujer le tocara. En aquellos tiempos, la gente que hacía mal no pasaba tiempo con los que iban a la iglesia.

Lucas 7:36-50
Entonces Jesús le dijo a manera de respuesta: –Simón, tengo algo que decirte. — Dime, Maestro –respondió. –Dos hombres le debían dinero a cierto prestamista.
Uno le debía quinientas monedas de plata,* y el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagarle, les perdonó la deuda a los dos. Ahora bien, ¿cuál de los dos lo amará más? –Supongo que aquel a quien más le perdonó –contestó Simón. –Has juzgado bien –le dijo Jesús.
Jesús le dijo a Simón que él le quería contar una historia. «Dos hombres debían dinero.
Uno debía 500 y el otro debía 20. A los dos se les dijo que no tenían que devolver el dinero.
¿Cuáles de los dos hombres estaban más agradecidos?» Simón contestó, «Yo pienso que el que debía más dinero – los 500 – estaba más agradecido.» Jesús dijo,
«Tienes razón.»

Lucas 7:44-47
Luego se volvió hacia la mujer y le dijo a Simón: –¿Ves a esta mujer? Cuando entré en tu casa, no me diste agua para los pies, pero ella me ha bañado los pies en lágrimas y me los ha secado con sus cabellos. Tú no me besaste, pero ella, desde que entré, no ha dejado de besarme los pies. Tú no me ungiste la cabeza con aceite, pero ella me ungió los pies con perfume. Por esto te digo: si ella ha amado mucho, es que sus muchos pecados le han sido perdonados.* Pero a quien poco se le perdona, poco ama.

Pregunte: ¿Qué dijo Jesús en cuanto a la gratitud y perdón de pecados?

Entonces, Jesús explicó la historia que la mujer tenía muchos pecados que le fueron perdonados.
Así que ella estaba muy agradecida. También Jesús les dijo que ella había sido bondadosa y amable. La mujer había lavado sus pies sucios con sus lágrimas y había puesto perfume en sus pies.

Pregunte: ¿Por qué le dijo Jesús a Simón que era como el hombre a quien poco se le había perdonado?

En esos tiempos la gente caminaba a dondequiera. Se ponían sandalias en sus pies y por lo mismo se llenaban de polvo. Cuando alguien invitaba a una persona a su hogar, había un esclavo o alguien asignado a lavar los pies del invitado. Si era necesario el anfitrión les lava los pies a los invitados. Esto refrescaba a la persona.

Entonces, Jesús le dijo a Simón que era como el otro hombre que no estaba muy agradecido.

Simón no mostró bondad ni amor como la mujer. Simón no le pidió a alguien que lavara los pies de Jesús como era su deber. Cuando menos debería haber proveído agua en un cazo para que Jesús se lavara sus propios pies.

Lucas 7:48-50
Entonces le dijo Jesús a ella: –Tus pecados quedan perdonados.

Los otros invitados comenzaron a decir entre sí: “¿Quién es éste, que hasta perdona pecados?”

–Tu fe te ha salvado –le dijo Jesús a la mujer–; vete en paz.

Pregunte: ¿Por qué estaban llenos de perplejo los hombres?

Entonces Jesús dijo algo que dejo con perplejo a los hombres que estaban en la casa de Simón. Jesús le dijo a la mujer que sus pecados eran perdonados. Quiere decir que todas las cosas malas que ella había hecho (sus pecados) estaban borradas – para siempre.
Aquellos hombres se asombraron porque solo Dios puede perdonar el pecado. Ellos no entendían como Jesús podía decir eso. Ellos no entendían que él era el hijo de Dios.
Entonces Jesús dijo a la mujer que se fuera en paz porque su fe / creencia en Él le había salvado y hizo un camino para que ella pudiera ir al cielo.

Pregunte: ¿Cómo puede tener paz?

Dios puede cambiar su vida completamente. Mire a la mujer. Ella estaba llena de gozo y estaba muy emocionada. Jesús había limpiado todos tus pecados (errores y males). Ella era libre y sabía que un día iría en el cielo con Dios.

La mujer sabía que Jesús era el hijo de Dios. Ella sabía que Jesús podía limpiar su corazón sucio y oscuro. Cuando ella vino a Él y se arrepintió por todas las cosas malas que había hecho, Jesús le perdonó y limpió su corazón. Porque ella creía, Jesús le dijo que ella era salva. Quiere decir que ella iría al cielo. Ella cambió. Ella ya no deseaba hacer más cosas malas. Ella quería vivir una vida libre de pecado y hacer lo bueno.

Pregunte: ¿Quieres ser cristiano?

Romanos 10:9-10
Que si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para ser justificado, pero con la boca se confiesa para ser salvo.

Romanos 10:9-10 nos dice que tenemos que hacer dos cosas. Primero, confesar con nuestra boca que Cristo es el Señor. Segundo tenemos creer en nuestro corazón que Dios le levantó de los muertos y entonces seremos salvos y tendremos esa nueva vida.


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