etapassalvacion

Más por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención

1 Corintios 1:30

Introducción.

El Señor Jesús a redimido a la humanidad a través de su sacrificio gratuito en la cruz (Ro. 3 23-24) y éste sacrificio afecta directamente, a las 3 partes que componen al hombre, su espíritu, su alma y su cuerpo, y esto en 3 etapas diferentes, y hoy vamos a analizar cada una de ellas.

1ts.5:23. Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.

1.- 1ra. Etapa (Pasado-justificación-Espíritu). La primera etapa de la salvación del creyente se llevó a cabo en el pasado hace más de 2,000 años en el sacrificio de la cruz. Jesús llevo nuestros pecados, injusticias, enfermedades y delitos, pero sobre todas las cosas justificó en ése momento nuestro espíritu, reconciliándonos con él. Siendo el mismo proceso que el Señor vivió al venir a la tierra.

(1 Ti 3:16). 16. E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, Justificado en el Espíritu, Visto de los ángeles, Predicado a los gentiles, Creído en el mundo, Recibido arriba en gloria.

a).- Manifestado en Carne: El Señor Jesús (Dios hecho carne ó encarnación) fue hecho carne, es decir bajo la misma condición que cualquier hombre.

b).-Justificado en el Espíritu: Antes de resucitar el Señor fue justificado en su Espíritu para posteriormente, resucitar en un cuerpo glorificado.

b).- Recibido arriba en gloria: Posterior a la resurrección ó transformación de su cuerpo, fue recibido arriba en gloria, de la misma manera que los creyentes seremos recibidos.

2.- 2da Etapa (Presente-Santificación-Alma). La segunda etapa de Salvación del creyente se lleva a cabo en un tiempo presente y ésta es la santificación de nuestras almas a través de la obra del E.S. en nuestras vidas, es la etapa más importante ya que en ésta nosotros tenemos por la fe una participación muy activa, es en la etapa donde nuestros pensamientos y manera de vivir son renovados por la Palabra de Dios, veamos algunos aspectos del proceso de santificación:

El Espíritu Santo Y El Creyente

A.EL ESPÍRITU SANTO AYUDA AL CREYENTE
La salvación (el hecho de haber nacido de nuevo) es la primera obra del Espíritu en nuestras vidas. El segundo propósito del Espíritu al venir a nuestro interior, es otorgarnos poder para vivir vidas santas y para el servicio.

  1. Para Llevarnos Al Conocimiento De La Salvación
    a. El Trae Convicción
    (Jn. 16:8-11). Un aspecto importante de la obra del Espíritu Santo es producir convicción, reprender y convencer a los inconversos de pecado, de justicia y de juicio.

    Sin la obra de convicción del Espíritu, ignoraríamos nuestra condición pecaminosa y perdida. Él nos hace conscientes de la contaminación del pecado, de cuán cortos nos quedamos en la norma de justicia de Dios, y del horrible juicio que le espera a cada pecador si este no se arrepiente.
  2. El Produce Conversión Y Regeneración. Regeneración significa volver a nacer espiritualmente, renovación espiritual y restauración. «Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo» (Tit. 3:5). «Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados» (Ef. 2:1).
  3. Él Nos Libera Del Poder Del Pecado Y De La Muerte, A Fin De Que Seamos Santos. «Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte» (Ro 8:2).
  4. Él Nos Da Una Seguridad Interna De Nuestra Salvación. «Porque el mismo Espíritu da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios» (Ro 8:16).
  5. Nos da Poder Para Vivir Una Vida en Santidad.
    a. Él Nos Guía A Toda Verdad.
    «Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir» (Jn. 16:13).
  6. Él Da Vida A Nuestros Cuerpos Físicos. «Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros» (Ro 8:11).

*El término «mortal» significa «destinado a la muerte«, y se refiere a nuestros cuerpos físicos. El Espíritu imparte vida. Por consiguiente, la promesa de esta Escritura es ésta: Cuando el Espíritu mora en nosotros, nos imparte vida, fuerzas, salud y vigor a nuestros cuerpos. El vivir en el Espíritu es un ejercicio que promueve la salud. Esto aumentará nuestra fuerza física y nuestra longevidad de vida.

  1. Él Nos otorga Poder Para El Servicio. «Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos» (Hch. 1:8).
  2. Él Produce El Fruto Del Espíritu En La Vida Del Creyente. (Ga 5:22, 23). El fruto del Espíritu no puede ser producido por el hombre natural, sin importar cuan refinado o educado pueda ser. El carácter de Dios es visto en nosotros únicamente cuando Dios en el Espíritu Santo vive en nosotros los creyentes.

3.- 3era. Etapa (Futuro-Glorificación-Cuerpo) (Fil.3:21) (Ro. 8:17) (Ro. 8:30) (1Co. 15:51)

La tercera etapa de salvación del creyente se llevará a cabo en un tiempo futuro y ésta tiene que ver con nuestro cuerpo, ya sea posterior al rapto o arrebatamiento de la iglesia, ó posterior al dormir en Cristo, es decir en el día de la 1ra. Resurrección. Esta es nuestra esperanza, nuestra meta como cristianos, en si alcanzar la vida eterna con Jesús.

Glorificar. (Del lat. glorificāre). Traducción. Hacer glorioso algo o a alguien que no lo era. Para que el verdadero creyente pueda ser resucitado para vida eterna o si éste vive y está en Cristo, tendrá que ser trasformado o glorificado para tal efecto (1 Co.15:51-52). Es imposible que el creyente no sea glorificado en su cuerpo resucitado, ya que se requiere un cuerpo idóneo para reinar con él todo un largo milenio en la tierra, y para toda la eternidad después de que Cristo entregue el reino al Dios Padre (1 Co.15:24). Si los muertos en Cristo no somos glorificados en el día de su resurrección (Jn.5:29), nuestros cuerpos estarían propensos a morir y sufrir degradación por los procesos naturales de descomposición causados por el pecado. De ser así, nosotros los creyentes no tendríamos posibilidad alguna para llevar una vida por toda la eternidad con nuestro Creador. En la actualidad, como Hijos de Dios, poseemos cuerpos terrenales (1 Co.15:40), que son mortales y corruptos por el pecado (1 Co.15:42) pero que serán trasformados en el futuro (Fil.3:21).

Cuando Pablo se refiere al cuerpo espiritual (1 Co.15:46), no trata de decir que será incorpóreo o etéreo en su glorificación o en su transformación perpetua. Sencillamente indica que el cuerpo tendrá características celestiales («la imagen celestial», 1 Co.15:49), como Cristo las tuvo en el momento de su resurrección (Mr.16:6; Ro.1:4; 10:9).

Conclusión.

Como cristianos tenemos la esperanza de la transformación, pero nuestra esperanza es más que de una transformación futura. La esperanza cristiana misma, transforma y capacita para afrontar los retos de la vida diaria. Hemos aprendido hoy que para obtener la salvación es necesario arrepentirnos, para que la justicia de Cristo nos sea dada y así permitirle al E.S. iniciar la Santificación de nuestras vidas dando como fin, la glorificación de nuestro espíritu en un cuerpo inmortal.

Los tres tiempos de la Salvacion: Pasado, Presente y futuro

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