![]() |
Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos,
|
Un hombre de Dios
¡El matrimonio es una bendición! Sin embargo, las dificultades de la vida, las jornadas laborales y la rutina diaria, a veces nos llevan a olvidarnos de la persona que es «nuestra razón de ser»: con la que hemos soñado, compartido y trabajado infatigablemente. La persona que Dios pensó para mí desde la eternidad.
Y es que una mañana al despertar, de pronto contemplamos el hermoso rostro de nuestra esposa y las pequeñas manos de nuestro primogénito, y nos damos cuenta de que ha llegado el momento de madurar. Que es hora de dejar el niño travieso, el adolescente perplejo, el joven irresponsable que fuimos. Es hora de decirnos, frente al espejo, aquella sentencia latina: «¡Esto vir!» (sé hombre).
La verdad es que, antes, ese no era nuestro problema. Al fin y al cabo, los adultos eran otros, y eran ellos los responsables de las decisiones importantes: de darnos lo necesario, de protegernos del peligro, de educarnos en la fe… «Esa es ahora mi misión», lo recuerdo al ver a mi esposa amada y a mi hijo inquieto.
«¡No quiero que pase un día sin decirte cuánto te amo!»—debemos repetir cada mañana. No quiero que mi amor siga cubriéndose de preocupaciones, escondiéndose en las dificultades y hundiéndose en los quehaceres. ¡Quiero que mi amor resplandezca hoy como el primer día! Hoy, Dios nos permite sonreír de nuevo, abrazar con el corazón, besar con ternura
Una de las mejores maneras de demostrar amor es deseándole el bien a la otra persona, en una palabra, bendecirla. Las Sagradas Escrituras nos ayudan a verbalizar esos deseos de amor, paz y alegría. Es hora de poner a un lado, por un minuto, lo que estamos haciendo y pedirle a Dios que bendiga a la persona que tanto amamos:
Sentimos la necesidad de volver a la Palabra de Dios, a los consejos que los reyes de Israel daban a sus hijos, a las exhortaciones que los profetas de la antigüedad hacían sobre el arte de vivir bien. La Palabra de Dios nos enseña cómo ser el esposo entregado y el padre ejemplar que queremos ser.
«Padre bueno, gracias por haber creado a una persona tan especial y por haberla traído a mi vida. Te pido perdón por las veces que he fallado a la santidad del matrimonio. Ayúdame a seguir tus caminos para que yo sea una bendición para mi esposa y mis hijos. Ayúdame a ser el mejor esposo y el mejor padre del mundo, porque ellos lo merecen. Ayúdame a cuidarlos con amor y dedicación, y ser de verdad, el hombre de la casa».
He aquí algunos consejos de la Palabra para ser buen esposo y buen padre:
Salmos 1:1-2
Feliz el hombre
que no sigue el consejo de los malvados,
ni va por el camino de los pecadores,
ni hace causa común con los que se burlan de Dios,
sino que pone su amor en la ley del Señor
y en ella medita noche y día.
Salmos 128: 1b-3
Feliz tú, que honras al Señor
y le eres obediente.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás feliz y te irá bien.
En la intimidad de tu hogar,
tu mujer será como una vid cargada de uvas;
tus hijos, alrededor de tu mesa,
serán como retoños de olivo.
Proverbios 20:7
¡Felices los hijos que deja
quien ha vivido con rectitud y honradez!
He aquí tres oraciones que puedes hacer para bendecir a tu pareja:
1. Números 6:24-26
«Que el Señor te bendiga y te proteja;
que el Señor te mire con agrado
y te muestre su bondad;
que el Señor te mire con amor
y te conceda la paz».
2. Romanos 15:13
«Que Dios, que da esperanza, los llene de alegría y paz a ustedes que tienen fe en él, y les dé abundante esperanza por el poder del Espíritu Santo».
3. Efesios 3:17-19
«Que Cristo viva en sus corazones por la fe, y que el amor sea la raíz y el fundamento de sus vidas. Y que así puedan comprender con todo el pueblo santo cuán ancho, largo, alto y profundo es el amor de Cristo. Pido, pues, que conozcan ese amor, que es mucho más grande que todo cuanto podemos conocer, para que lleguen a colmarse de la plenitud total de Dios».
Te invito a leer cada día la Palabra de Dios para que, a través de tu vida, sus palabras de aliento sean una bendición para tu matrimonio y te ayuden a ser un buen esposo y un padre ejemplar.
Anterior | Siguiente |